Venezolana enferma de coronavirus relata su padecimiento en España: ‘Creo que en la familia todos lo tenemos’

Andrea Hernández es venezolana. Vive en Madrid desde hace cuatro años. Aunque tiene los síntomas del covid-19, no le han hecho ninguna prueba para confirmarlo.

Andrea Hernández es venezolana. Tiene 42 años de edad. Vive en Madrid, España, a donde llegó en 2016 huyendo del gobierno de Nicolás Maduro. Aunque tiene los síntomas del coronavirus, no le han hecho ninguna prueba para confirmarlo. 

«Por fin me hizo una consulta el médico de cabecera por teléfono. Ya me dieron la baja laboral y me atendieron en la tarde en el centro de salud. Me auscultaron los pulmones, no tengo infección ni líquido, no harán placas, la saturación normal. Me mandaron otro jarabe para la tos más fuerte y el paracetamol de un gramo tomarlo dos veces en el día siempre», señaló por WhatsApp.

A pesar de que desde hace cuatro semanas se siente indispuesta, con síntomas de padecer coronavirus, es ahora que le prestan atención debidamente. «Me están haciendo seguimiento diario, me llaman todas las mañanas», indicó.

«Solo te hacen la prueba si te ingresan por insuficiencia respiratoria grave», agregó.

«Yo lo tengo en un nivel medio», destacó. «Esto tiene mucho altibajos y en cada paciente hay ciertas variaciones porque depende mucho de tu sistema inmunológico, tu edad, historia médica y hasta tu estado emocional», subrayó.

Cree que su núcleo familiar debe estar afectado por el coronavirus: «Mi hija tose mucho y estuvo haciéndose inhalaciones por varios días, pero no dice nada. Los dos más pequeños no presentan síntomas, pero la verdad creo que todos debemos tenerlo. Ya veremos con los test cuando lo hagan de forma masiva».

Primera semana

Hernández relató su odisea desde que se le presentaron los primeros síntomas. «Lo peor sigue siendo el dolor en la caja toráxica», manifestó.

«Dolor de cabeza fuerte y a veces baja pero no se quita. Dolor de garganta, oídos, muscular y articulaciones, picazón en ojos, nariz, a veces manos y espalda, mareos sobre todo matutinos y en el día a veces náuseas, fogaje, escalofríos, me sentía con fiebre por dentro pero según el termómetro digital he marcado hasta 37,8 grados. Diarrea por dos días. Tos muy poco y ocasional. No tengo ganas de nada», indicó sobre su situación en la primera semana.

Segunda semana

Para la segunda semana continuaron el dolor de espalda y pecho, explicó: «Cansancio general, dolor más en piernas, manos y pies. Dificultad de respiración al hablar, caminar y hacer alguna actividad así sea sencilla. Estoy respirando mejor. La presión en el pecho, los bronquios y el dolor atrás disminuye unos días y otros aumentan. El fogaje y escalofríos han disminuido».

Agregó: «Sigue el dolor de cabeza, pero menos, el cansancio en los ojos y dolor de garganta y articulaciones.  Estoy tosiendo un poco más pero igual es ocasional y me duele más al toser.  He tenido que guardar mayor  reposo y hacer más  inhalaciones de vapor. Me acuesto sobre una cobija térmica para tomar calor en los pulmones y eso me ayuda a sentir menos dolor. Hago gárgaras tres veces al día con Listerine. He tomado acetaminofén de 650 mg cuando me siento con fogaje y dolor de cabeza».

Entre la primera y segunda semanas, señaló que hubo momentos donde disminuyó la percepción de olores. «Hubo una ocasión que a mi hija se le olvidó una olla en la hornilla, se quemó y los más chicos me decían que olía horrible, además del humo, y yo no lo olí sino cuando fui a la cocina. Decían que era espantoso y para mí no era tanto», contó.

«Igualmente me he untado Vaporub y no lo huelo tanto», subrayó.

Tercera semana

«La fiebre que va y viene, dolor de garganta, de cabeza, de espalda, pecho, toda la caja toráxica, articulaciones, muscular, plantas de los pies, manos. Todo me duele», indicó sobre los síntomas en la tercera semana.

«Cansancio extremo, dificultad al respirar, fallas respiratorias en la noche cuando se está durmiendo, debo dormir con dos almohadas y en el día estar recostada semisentada, mayor tos seca, insomnio, mareo, diarreas por espacio de dos días», agregó.

Dijo que hizo gárgaras con sal cada vez que va al baño, toma un jarabe para la tos cada ocho horas, paracetamol cada 12 horas, inhalaciones, se hace baños de vapor, utiliza una cobija térmica, más infusiones y comidas calientes.

Al principio de la tercera semana indicó que tuvo dos días con un intenso dolor en las piernas, insoportable, «como si las varices se fueran a reventar».

A finales de esa semana padeció mucho dolor en la caja toráxica y sentía muy calientes los pulmones «como si se estuvieran quemando».

Cuarta semana

«Estoy iniciando la cuarta semana. Disminuyó el dolor de cabeza, la fiebre solo en la noche, no me la dejo subir, me tomo el paracetamol. Tengo escalofríos ocasionales, menos tos, el jarabe me está haciendo bien y chupo dos pastillas de Cepacol en el día, que me han ayudado al dolor de garganta y el pecho», relató.

Explicó que puede hablar mejor, tiene menos disnea y el dolor de garganta ha disminuido. «Sigo en reposo, hago las gárgaras y todo lo demás. Lo peor sigue siendo el dolor en la caja toráxica, el cansancio general y la falla respiratoria en la madrugada, aunque dura menos«, recalcó.