Una terrorista suicida ha hecho estallar el mediodía del lunes un artefacto explosivo en la céntrica Avenida Bourguiba de la capital de Túnez, justo al lado de una unidad de policía que patrullaba la zona.
Según un comunicado del Ministerio del Interior, el balance oficial de víctimas es de nueve personas heridas de diversa gravedad, ocho policías y un ciudadano. La autora del ataque habría muerto en el acto. Este es el primer atentado en la capital desde la ola de ataques yihadistas que padeció el país en 2015, y que se saldó con la muerte de 70 personas, la mayoría turistas.
Version oficial de Interior: 8 policias heridos y un ciudadano de diversa consideracion como consecuencia de ataque suicida llevado a cabo por una mujer contra unidad de policia en corazon capital #Tunez
— Ricard Gonzalez i Samaranch (@RicardGonz) October 29, 2018
Si bien no ha trascendido el nombre de la terrorista suicida, fuentes policiales han informado que tenía 30 años de edad, era originaria de un pueblo de la provincia de Mahdia, situada en el centro del país, y no tenía antecedentes penales que la asociaran a ideas extremistas. De momento, ningún grupo terrorista se ha atribuido el atentado. Las autoridades han efectuado un amplio despliegue policial en la zona y han cortado la céntrica avenida. Túnez se halla bajo el estado de emergencia desde finales de 2015.
La detonación del artefacto tuvo lugar a las sobre las 13.50 cerca del Teatro Municipal, a unos 70 metros de dónde se hallaba este corresponsal. La explosión no fue excesivamente fuerte, y enseguida decenas de curiosos se dirigieron hacia el lugar de los hechos. A pocos metros de un furgón policial, yacían varios agentes heridos. Uno de ellos estaba recibiendo atención médica por parte de varios de sus compañeros.
Tras la inmediata llegada de refuerzos policiales, se estableció un perímetro de seguridad, y los agentes empezaron a dispersar a los curiosos, que con el móvil en la mano intentanban captar imágenes de la situación. Al cabo de unos diez minutos arribaron las primeras las ambulancias para trasladar las víctimas al hospital.
“Ha sido una terrorista suicida y ha matado a dos policías”, gritó un hombre alto y delgado mientras se alejaba del lugar. Un oficial desplazado al lugar confirmó a este periódico lo que ya era un rumor muy extendido. “Sí, ha habido un atentado cometido por una terrorista suicida que se ha hecho estallar”, dijo haciendo un gesto con las brazos como si abriera una chaqueta.
Sin embargo, dijo no tener informaciones sobre el balance de víctimas. Ante los embates de la policía para dispersar la multitud, esta se refugiaba en los bares de los aledaños, cuyos cristales permanecían intactos, lo que da idea de la limitada potencia del artefacto.
Ola de atentados tras la revolución
Después de la revolución de 2011, se multiplicaron las acciones terroristas por parte de grupos extremistas islámicos en Túnez. El principal blanco de sus ataques fueron las fuerzas de seguridad, que perdieron más de un centenar de sus miembros.
Sin embargo, en 2015 el ISIS cometió dos sanguinarios atentados contra intereses turísticos, uno en el Museo del Bardo y otro en un playa de Susa, que provocaron la muerte de más de 50 visitantes extranjeros. Desde entonces, las autoridades han conseguido desarticular numerosas células, y debilitar la infraestructura en los centros urbanos de los diversos grupos yihadistas que han operado en el país magrebí.
Sin embargo, la actividad terrorista no ha desaparecido de las rémotas regiones montañosas cercanas al confín con Argelia, donde se calcula que se esconden más de un centenar de militantes yihadistas, la mayoría vinculados a la organización Al Qaeda en el Magreb Islámico.
Fue en esta zona montañosa, en la comarca de Aïn Soltan, donde el pasado julio tuvo lugar el ataque más mortífero de los registrados desde 2015, y que provocó la muerte de seis agentes de la Guardia Nacional de Túnez e hirió a otros tres .
La avenida Bourguiba, principal paseo comercial de la ciudad y uno de los escenarios principales de la revolución de 2011, siempre cuenta con un robusto despliegue policial formado por diversas camionetas apostadas en algunas de sus intersecciones.
Además del Ministerio del Interior, en esta arteria neurálgica se hallan la Embajada de Francia y la catedral de la capital. El atentado podría representar un nuevo golpe al sector turístico, que este año por fin había dado señales de recuperación después del desplome en la llegada de visitantes extranjeros que se produjo a raíz de los atentados de 2015. , reseña Diario El País