Durante la estancia de Beverly como enfermera en el hospital, 3 niños de la unidad murieron como consecuencia de paros cardíacos.
Los años noventa se convirtieron en una década donde excéntricas asesinas macabras salieron a la luz causando el terror en los países donde residían, en Inglaterra fue Beverly Allit, la enfermera asesina acabó con la vida de inocentes bebes.
Específicamente el año de 1991 pasó a la historia porque se descubrió que una despiadada mujer era la culpable de unos crímenes atroces que dieron mucho de que hablar en la opinión publica.
Génesis de la maldad
Beverly Allit nació en Lincoln, Inglaterra, en 1968. Y durante su época de estudiante frecuentaba el hospital Grantham y Kesteven como paciente gracias a unas heridas difíciles de explicar.
Allit llegaba al recinto hospitalario con cicatrices en sus manos y una excusa distinta para esconderlas, y aunque los médicos sospechaban algo más, nunca dieron con la verdad.
A pesar de no llegar a graduarse como enfermera debido a su comportamiento errático fruto de las lesiones y enfermedades que solía aludir, consiguió plaza temporal en el mismo hospital en el que solía tratarse, el Grantham y Kesteven. Concretamente, en la unidad 4 de pediatría.
El infanticidio su adicción
Entre febrero y abril de 1991, durante la estancia de Beverly como enfermera en el hospital, 3 niños de la unidad murieron como consecuencia de paros cardíacos.
La elevada tasa de mortandad en los infantes levantó las sospechas en el centro, pero la investigación nunca arrojó que se estuviesen suscitando por manos humanas.
No sería sino hasta la cuarta muerte cuando las sospechas recayeron finalmente sobre Beverly Allit y decidió avisarse a la policía.
Desgarradores antecedentes
Al menos 13 niños ingresados en el hospital sufrieron complicaciones similares pero sobrevivieron tras ser derivados a otro hospital y llegado noviembre de 1991, la policía finalmente decidió acusar a la enfermera Allit por asesinato de los 4 infantes, además de otros 9 intentos fallidos.
Modus operandi
La autopsia de las víctimas fue determinante en el juicio para determinar el modus operandi de la cruel mujer, todos los niños habían ingresado en la sección cuatro del hospital y muerto por paros respiratorios en el turno de Allit.
Asimismo, las víctimas mortales presentaban rastros de medicamentos no prescritos ni registrados en sus tratamientos.
Ironías humanas
Su excesivo comportamiento de entrega y dedicación con los familiares de las víctimas le valió la defensa de estas durante el juicio y a pesar de ser descubierta y condenada solo se le diagnosticó con el síndrome de Munchausen por poxy.
La enfermedad que se le atribuyó radica en lo mental, se caracteriza por llevar al agresor a inferir daños sobre las víctimas, generar dependencia y así ser ellos los “héroes”.
En el caso de Beverly, incapacitó y mató a los infantes para experimentar el poder sobre las familias y ser el centro de su atención.
Sentencia inminente
La justicia encontró a Berverly Allit culpable de todos los crímenes el 23 de mayo 1993, condenándola a cadena perpetua en Rampton Secure Hospital en Nottinghamshire donde continúa a día de hoy.