La fotografía de un coche en llamas en las cercanías de la sede de los juzgados de Londonderry, en Irlanda del Norte, ha desatado los nervios de sus habitantes y provocado una cadena de condenas por parte de todo el espectro político.
El Servicio Policial de Irlanda del Norte (PSNI) ha informado de la existencia de un supuesto coche bomba en la céntrica calle de Bishop Street. Las investigaciones se han puesto en marcha de inmediato. Tras las primeras pesquisas, las fuerzas de seguridad han informado de que nadie había resultado herido por la explosión.
Los hoteles, bares y clubes de la zona, bastante concurrido en un sábado por la noche, han sido evacuados de inmediato. «Afortunadamente parece que nadie ha resultado herido», ha explicado Elisha McCallian, una diputada del partido político irlandés Sinn Fein, el brazo político del IRA durante los largos años de violencia terrorista. «Este incidente ha conmocionado a todos los vecinos.
En concreto, muchas personas de avanzada edad que viven en la zona se han visto alarmados. Derry es una ciudad que quiere mirar hacia el futuro y nadie desea incidentes como este. No son representativos de la ciudad. Animo a todos aquellos que tengan información sobre lo sucedido a que se pongan en contacto con la policía», ha dicho McCallian.
«La policía se encuentra en el lugar en el que se ha producido un incidente en el centro de Londonderry. Se pide paciencia y cooperación del público y de los negocios de las proximidades mientras seguimos con las primeras investigaciones», ha explicado el cuerpo armado en un mensaje.
La líder de los unionistas norirlandeses del DUP, Arlene Foster, ha expresado su condena por lo sucedido a través de la red social Twitter: «Este acto terrorista sin sentido debe ser condenado con la mayor firmeza. Solo hace daño a los vecinos de Derry, y ha sido perpetrado por personas que no tienen el menor respeto a la vida. Agradezco a los servicios de emergencia su rápida respuesta, que ha asegurado que no haya habido ni heridos ni muertos».
Es pronto para establecer cualquier tipo de vínculo, pero Irlanda del Norte ha pasado de nuevo a ocupar un protagonismo no deseado por sus habitantes en el debate político de Reino Unido. La provisión del llamado backstop en el acuerdo del Brexit alcanzado con la UE (y rechazado el pasado martes por el Parlamento británico) establece la permanencia de Irlanda del Norte en la unión aduanera durante un tiempo indefinido.
Los unionistas protestantes han expresado su rechazo a esta medida porque consideran que quiebra la integridad territorial de Reino Unido. En el otro lado, los católicos partidarios de la devolución del territorio a la República de Irlanda rechazan el Brexit. Unos y otros, incapaces en los últimos meses de formar Gobierno o de poner en marcha la asamblea legislativa territorial, han mostrado su nerviosismo ante la posibilidad de que la salida de la UE pueda imponer de nuevo una «frontera dura» entre las dos Irlandas, reseña Diario El País