Durante la mañana de este sábado 8 de enero Martha Sepúlveda, quien libró una ardua batalla legal para que se le aprobara la eutanasia, falleció pues finalmente logró someterse al procedimiento.
Por semana.com
A la mujer de 51 años de edad, quien vivía en el municipio de Bello, Antioquia, se le llevó a cabo el procedimiento en la IPS Incodol en Medellín, mientras estaba acompañada por su hijo y una sobrina.
Vale la pena recordar que a comienzos de octubre, pese a que el Comité Científico Interdisciplinario de la IPS Incodol (Instituto Colombiano del Dolor), encargada de llevar a cabo el procedimiento de eutanasia de Martha Liria Sepúlveda, canceló su realización, el despacho del Juzgado 20 Civil de Medellín resolvió una acción de tutela interpuesta por la paciente y ordenó a la IPS realizar el procedimiento.
En ese sentido, el juzgado fue contundente en la orden a la IPS para que en un término no mayor a 48 horas, bajo previa coordinación con la señora Martha, acuerden la forma, el tiempo y el lugar del procedimiento. Al respecto, Martha Liria Sepúlveda emitió una carta dirigida a la IPS Incodol en la que comunicó varios detalles sobre la noticia.
Sepúlveda manifestó que el jueves 28 de octubre fue contactada vía telefónica por la IPS, en cumplimiento de la sentencia definida por el Juzgado 20 Civil de Medellín. “Mi voluntad y deseo de acceder a la muerte médicamente asistida a través de la eutanasia se mantienen”, agregó Martha Liria en el documento.
También aprovechó para agradecer al juez “por haber administrado justicia en forma diligente y por haber protegido” sus derechos fundamentales que habían sido vulnerados con la decisión del Comité Científico Interdisciplinario de la IPS Incodol, que consideró que su caso no cumplía con el criterio de terminalidad necesario para llevar a cabo el procedimiento.
La muerte de Sepúlveda se dio pocas horas después de la de Víctor Escobar, quien se convirtió en el primer paciente no terminal en recibir la eutanasia en Colombia.
El viacrucis de Martha Sepúlveda, casi tan doloroso como su enfermedad
La colombiana Martha Ligia Sepúlveda llevaba años sufriendo por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padecía, pero más dolor le causó no poder cumplir su última voluntad de que le aplicaran la eutanasia, el pasado 10 de octubre.
Ella estaba decidida a ponerles fin a las secuelas de su enfermedad que la dejó discapacitada, sin poder moverse. No contaba con que su sufrimiento se agravaría, cuando el Comité Científico Interdisciplinario de la IPS Incodol (Instituto Colombiano del Dolor), encargada de realizar el procedimiento, decidió de manera unánime que su caso no cumplía el criterio necesario para llevar a cabo el procedimiento, apenas unas horas antes de cumplirse.
Esa decisión fue demoledora para Sepúlveda, según aseguró en el programa Vicky en Semana su abogada Camila Jaramillo, quien desconcertada dijo que a la mujer de 51 años “la destruyeron horas antes de su eutanasia”.
La defensora legal de esta paciente antioqueña, describió que apenas Martha se enteró de que no le iban a aplicar la eutanasia quedó “con un desconcierto total, muy triste”. Señaló que se observaba completamente sorprendida con la falta de ética de los profesionales de Incodol y con una incertidumbre total porque ya no sabían cuándo se iba a poder ejercer su derecho a morir dignamente.
Federico Redondo Sepúlveda, hijo de Martha Sepúlveda, no se quedó de brazos cruzados. En entrevista con SEMANA dijo que haría todo lo que estuviera a su alcance por ejecutar la voluntad de su madre. Así lo hizo y le cumplió a su progenitora.
“Si bien esta circunstancia llevó a mi mamá a su estado anterior de desesperanza y tristeza —y eso no hay nada que lo cambie—, también tenemos muy claro que es un hecho que ya pasó y que hay que enfrentar. Aunque suene contradictorio, estaremos dispuestos a dar la pelea por la dignidad de mi mamá hasta las últimas consecuencias, ya que su decisión no ha cambiado en nada por este acontecimiento”, dijo Redondo a este medio.
La inesperada respuesta de la IPS Incodol la puso en una encrucijada peor que la de padecer una enfermedad progresiva del sistema nervioso, la cual le afectó las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, así como le causó la pérdida total del control muscular.