La noticia de que Edmundo González, candidato de la oposición venezolana, había huido del país en un avión de la Fuerza Aérea Española este fin de semana, tomó al país, y al mundo, por sorpresa.
El año pasado estuvo marcado por meses de violencia que desembocaron en unas disputadas elecciones presidenciales. A la votación siguió más violencia por parte de los cuerpos de seguridad del Estado.
Aun así, muchos venezolanos mantenían la esperanza de que, mediante una salida negociada, el gobierno de inspiración socialista pudiera hacerse a un lado y dejar que González, un exdiplomático de voz suave, asumiera el poder.
Su partida el sábado redujo aún más esa remota posibilidad, consideran en un texto publicado en The New York Times. Y se produjo mientras las fuerzas de seguridad venezolanas rodeaban la residencia diplomática argentina en Caracas, donde seis altos dirigentes de la oposición se han refugiado desde marzo.
Según algunos analistas, Maduro se ha afianzado en el poder, aunque muchos venezolanos y gobiernos de todo el mundo no han reconocido su afirmación de que fue reelegido para la presidencia en los comicios del 28 de julio.
Los esfuerzos de los países de la región, como Brasil, México y Colombia, por mediar en la resolución del conflicto no han llegado a ninguna parte, y la oposición, que ha pedido a la comunidad internacional que la respalde, parece tener pocas opciones.
González, de 75 años y abuelo de cuatro nietos, fue lanzado a la carrera en marzo como suplente de la popular líder opositora María Corina Machado, después de que el máximo tribunal del país le impidiera presentarse a las elecciones presidenciales.
Machado, quien ganó las elecciones primarias organizadas por la oposición el año pasado, ha inspirado un fervor casi religioso entre sus partidarios, pero para el gobierno, su historial de décadas como opositora inquebrantable del sistema socialista de 25 años la convierte en una amenaza.
Muchos analistas veían la candidatura de González como un giro esperanzador, aunque inesperado, de los acontecimientos, y las encuestas indicaban que el candidato de la oposición tenía posibilidades de ganar, si la votación era libre y justa.
Sin embargo, el día de las elecciones, Maduro se proclamó vencedor sin hacer público el desglose de los resultados, algo que todavía no ha hecho. La oposición, por su parte, ha publicado actas de las máquinas de votación que muestran que González ganó de forma contundente.
Con información de The New York Times