El último número del prestigioso semanario británico The Economist analiza en un artículo la posible ruta a seguir de Jair Bolsonaro como nuevo presidente de Brasil.
Bajo el título Un peligroso populista con algunas buenas ideas, el texto ofrece las principales claves para entender qué herramientas tiene en sus manos el exmilitar para sacar partido del país.
Según la publicación, la reforma estrella de Bolsonaro en materia económica consiste en reducir el gasto de las pensiones a través de dos simples -aunque impopulares- movimientos: en primer lugar, elevando la edad de jubilación y, en segundo lugar, ajustando el salario mínimo, lo que a su vez también reduciría el importe de las pensiones. “Bolsonaro todavía tiene que mostrar que puede dar malas noticias a sus votantes”, asegura el artículo.
Oportuno contexto
Además de esta drástica reforma, el semanario destaca otra oportunidad que Bolsonaro no debería dejar pasar si quiere apuntarse el tanto de haber sacado al país de las tinieblas. Se trata, en esencia, de colocar las velas en la dirección correcta para aprovechar la fuerza del viento o, dicho de otra forma, de sacar partido al descrédito que vive actualmente la política brasileña para aparecer como un héroe de traje y corbata.
Ante el trágico final del anterior Gobierno (con el encarcelamiento de Lula da Silva y la destitución de su sucesora Dilma Rousseff) y en un oportuno contexto de repunte cíclico que ya se está empezando a percibir, su mejor arma para sacar pecho es reafirmarse en la lucha contra la corrupción ayudado por el recientemente nombrado ministro de justicia, que no es otro que el juez que lideró el proceso contra Lula da Silva.
“Reformar la economía y limpiar Brasil” son, en definitiva, los dos movimientos con los que Bolsonaro podría hacer jaque mate asentarse definitivamente en el poder. Pero para ello, advierte The Economist, es necesario que el exmilitar “deje a un lado su carrera de provocador y se convierta en un hombre de estado“, reseña Sumarium