Sudáfrica anunció el viernes sus dos primeros muertos por coronavirus, poco después de iniciar el confinamiento oficial de tres semanas destinado a frenar el avance preocupante de esta pandemia que ya ha dejado casi 25.000 muertos en el mundo.
«Despertamos a los sudafricanos esta mañana (viernes) con la triste noticia de que que hemos registrado los primeros muertos de COVID-19″, declaró el ministro de Salud, Zweli Mkhize.
Según el principal partido de la oposición sudafricana, las dos primeras víctimas son dos mujeres de la provincia del Cabo Occidental (sudoeste)», de 28 y 48 años.
El país más industrializado del continente es, de lejos, el más afectado por la pandemia, que surgió en diciembre en China, con más de mil infectados registrados, según el ministro.
Cyril Ramaphosa impuso a los 57 millones de habitantes del país un confinamiento de tres semanas para «impedir una catástrofe humanitaria de grandes proporciones» que entró en vigor en la medianoche de este viernes.
«Están ahí para hacerle la guerra a un enemigo invisible. Esperamos de ustedes (…) que salgan a las calles para defender a nuestro pueblo contra el virus», arengó el jefe del Estado, vestido con uniforme militar, a un destacamento de soldados preparados para hacer cumplir el confinamiento.
Sin embargo, en las primeras horas del día, decenas de habitantes de las dos principales ciudades del país, Johannesburgo y El Cabo, hacían caso omiso y seguían agolpándose en filas para tomar el ómnibus o hacer compras, constataron periodistas de la AFP.
– Detenciones –
«El gran problema son las tiendas», dijo el encargado de la seguridad en El Cabo, J.P. Smith. «Las personas están autorizadas a comprar alimentos y a sacar dinero pero no respetan las distancias. Va a llevar un poco de tiempo para que les entre en la cabeza».
«Todo está más tranquilo, pienso que la gente va a terminar obedeciendo», declaró a la AFP Dumisani July, de 39 años, funcionario de un banco que fue controlado por la policía cuando iba en taxi a trabajar.
«La clase media y alta respetarán el confinamiento», dijo por su parte Ditebogo Koenaite, un piloto de línea aérea. «Pero no creo que las más modestas vayan a respetar la distancia social. Es más duro en los barrios pobres».
En el barrio paupérrimo de Hillbrow, en el centro de Johannesburgo, la policía realizó varias detenciones en los bares que permanecieron abiertos después de medianoche, según la prensa local. En la mañana, dispersó a más de un centenar de personas que se agolpaba frente a una tienda para hacer compras.
Las autoridades venían pidiendo a la población desde hace días que respeten el confinamiento, so pena de sanciones que pueden ir hasta seis meses de cárcel.
En África, Túnez, Ruanda e Isla Mauricio se han comprometido también con un confinamiento radical, pese a las consecuencias económicas y sociales para las poblaciones pobres.
Los diez millones de habitantes de Kinshasha, la capital de República Democrática de Congo, también estarán en confinamiento «intermitente» a partir del sábado por tres semanas para contener la propagación del COVID-19 al resto del país, aunque ya se ha registrado un infectado en la provincia de Kivu Norte (este).
Guinea se sumó el jueves y ordenó el cierre de restaurantes, bares, escuelas, universidades, iglesias y mezquitas por dos semanas.
«Hace seis años, con valentía y responsabilidad, le ganamos la guerra al virus del Ébola», recordó el gobierno. «Hoy, son los mismos esfuerzos los que nos esperan».
En toda África, el virus seguía avanzando a una velocidad preocupante, con cerca de 3.000 casos y unos 80 fallecidos.
El jefe de la Comisión de la Unión Africana (UA), el chadiano Moussa Faki Mahamat, quedó en cuarentena después de que uno de sus colaboradores dio positivo, informaron este viernes fuentes de su entorno.
El gobierno de Nigeria, el país más poblado del continente, cuenta con medio centenar de casos y un muerto, pero teme «una explosión» de la infección entre sus 190 millones de habitantes.
Por el momento, las autoridades de la megápolis se han limitado a «invitar» a la población a permanecer en casa, conscientes de la dificultad de hacer cumplir estrictas medidas de confinamiento.
En Uganda, la policía indicó el viernes que había disparado e hirió gravemente a dos personas que no habían respetado las órdenes de distancia social.