Sondeos en Comunidad de Madrid dan cuenta de pequeña ventaja a los factores de izquierda

El estudio de Tezanos otorga al PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos entre 67 y 73 escaños, y a PP y Vox, entre 65 y 69 diputados.

Ya en la recta final de las elecciones madrileñas del 4 de mayo hay un dato que parece incontrovertible: Isabel Díaz Ayuso ganará, y con muchísima holgura. El consenso en las encuestas indica que la suma de la derecha conseguirá sin problemas la mayoría absoluta, fijada en 69 escaños, pero de él se separa, nuevamente, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El organismo dirigido por José Félix Tezanos dibuja un escenario más ajustado. Un empate entre los dos bloques, entre la izquierda de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos y la derecha de PP y Vox, porque Ciudadanos desaparece de la Asamblea regional. Cualquiera de los dos principales candidatos, la aspirante popular y presidenta de la Comunidad de Madrid y el socialista Ángel Gabilondo, podría gobernar y alcanzar, con sus socios naturales, el umbral de los 69 parlamentarios. El CIS incluso concede más probabilidades de victoria al bloque progresista, al augurar que puede amarrar entre 67 y 73 escaños, mientras que el PP y la ultraderecha se mueven en la horquilla de 65-69 diputados.

La Izquierda:de las «luchas intestinas» a un frente común contra el «odio»

La eterna división de la izquierda que se pelea, se fagocita o se divide en Madrid ha quedado aparcada por completo estas elecciones del 4M. La buena sintonía entre PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos lleva siendo la tónica habitual en la campaña, salvo por las reticencias iniciales y ya extintas del candidato socialista, Ángel Gabilondo, a pactar con Pablo Iglesias (UP). Pero las amenazas de muerte a Iglesias y la actitud desafiante de Vox, que las pone en cuestión y las utiliza para atacar al candidato morado, han sido un punto de inflexión que ha hermanado a los tres partidos en unas elecciones planteadas en términos de democracia frente al “odio” y la “ultraderecha”.

Este viernes, la izquierda en bloque dijo ‘basta’ y se plantó ante Vox. Iglesias había abandonado nada más empezar el segundo -y ya último- debate electoral ante una Rocío Monasterio (Vox) que se negó a retractarse de poner en cuestión las amenazas con casquillos de bala que Iglesias, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez habían recibido, que insultaba y que instaba a Iglesias a marcharse “del plató y de la política”. Gabilondo y la candidata de Más Madrid, Mónica García, aguantaron un poco más pero decidieron marcharse en solidaridad con “una persona amenazada” y contra “el odio” y precipitaron el final del encuentro. Ninguno de los tres candidatos de izquierda está dispuesto a debatir más con Vox mientras no condene con claridad estas amenazas, por lo que no habrá más debates electorales.

“Esto ha cambiado el marco no solo en la izquierda, sino en la propia campaña”, que ahora se plantea “en una cuestión de calidad democrática”, explica a RTVE.es el politólogo Edu Bayón. “Esta radicalidad que está presentando Vox puede arañar votos al PP, pero va a hacer que la izquierda se movilice mucho más y les puede beneficiar si sirve de revulsivo”, añade.

Todos los mítines de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos desde el viernes por la tarde lo han dejado claro. Este mismo sábado, tanto Gabilondo como Iglesias han planteado estas elecciones en términos de elegir entre «democracia» y «fascismo», advirtiendo el primero de que en Madrid hay «un problema de democracia» tras lo ocurrido y el segundo de que ésta «está en peligro». “Esta ultraderecha es incompatible con la democracia”, coincidía por su parte Mónica García el viernes tras el debate, mientras que el líder de Más País, Íñigo Errejón, lamentaba que «lo más grave» es que Díaz Ayuso todavía aspire a presidir la Comunidad de Madrid con «los votos de los que odian y de la ultraderecha».

Gabilondo deja de mirar a Cs y lo cambia por Unidas Podemos

Sin embargo, ya antes de las amenazas la campaña se estaba dando de forma bastante amable entre PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos. Nada que ver con las autonómicas de 2019, cuando Unidas Podemos y Más Madrid competían por el mismo espacio político tras la ruptura entre Iglesias y Errejón, con la candidatura de Manuela Carmena de por medio en las municipales, y el PSOE insistía en erigirse como la verdadera izquierda frente a ambos.

Esta vez, la buena sintonía entre los tres partidos se vio claramente en el primer debate del pasado miércoles, con un frente común muy duro contra PP y Vox y sin un solo reproche entre ellos, pese a que puede haber trasvase de electorado entre unos y otros este 4M. Claves fueron las palabras de Gabilondo, quien cambió su “con este Iglesias no” -su rechazo a pactar con el líder morado por su “radicalidad”- a “Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones”.

Gabilondo ha dejado de lado su apuesta a pactar con Ciudadanos, a quien ninguna encuesta otorga representación en la Asamblea tras el 4M, y ahora está centrado en sumar con Más Madrid y Unidas Podemos. La explicación, según Bayón, es que “había intentado captar votantes moderados, sobre todo de Ciudadanos, pero estaba siendo estéril. Los datos del CIS del jueves reflejan que más del 50% de votantes de Cs se van al PP y solo un 5% al PSOE, mientras que el Partido Socialista tenía riesgo de perder votantes por la izquierda, sobre todo yéndose a Más Madrid”.

Pero incluso el “con este Iglesias no” de Gabilondo durante los primeros días de campaña no alcanza a la “beligerancia” con la que la izquierda se ha atacado entre sí históricamente en Madrid, explica a RTVE.es la directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Paloma Román Marugán. Desde que arrancó la campaña el pasado sábado 17 de abril, “el enfoque es completamente distinto al de otras elecciones” en Madrid donde “siempre ha habido luchas intestinas” en la izquierda que han debilitado a sus partidos frente “al bloque común de la derecha”.

De hecho, el principal discurso de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos en toda la campaña ha sido el de llamar a la movilización -la abstención es otro de los grandes enemigos de la izquierda- para combatir un posible Gobierno entre PP y Vox, sin entrar a atacarse entre ellos. Incluso sus lemas de campaña instan al voto. “Estamos viendo un giro de guion en la izquierda madrileña que puede crear unas expectativas de triunfo más plausibles que hace un mes”, añade Marugán.

“Hay un pacto claro de no agresión e incluso estrategias que convergen en la misma dirección”, coincide Bayón, para quien lo importante no es quién saque más votos sino que “es una cuestión de que sume o no el bloque entero y se saque a Ayuso en la Puerta del Sol”. “Es una campaña bastante distinta a las que estábamos acostumbrados”, añade.

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