Un joven de 19 años residente en Utah recibió hoy una sentencia de cinco años de prisión por haber ayudado a una chica de 16 años a suicidarse y grabar un video cuando se ahorcaba con una soga que él le había proporcionado.
Tyerell Przybycien, en cuyo celular la Policía halló imágenes de pornografía infantil, expresó ante el tribunal que confiaba en que la sentencia trajese algo de alivio a la familia de la víctima, Jchandra Brown, y que, aunque no lo merecía, buscaba el perdón.
El 6 de mayo de 2017 Przybycien le proveyó a Brown, que era su compañera de escuela, una soga, que luego ella usó para quitarse la vida colgándose de un árbol en una zona situada unos 20 kilómetros al sur de Provo (Utah).
Según las autoridades, a los pies de Brown se encontró el teléfono con un video de 10 minutos en el que se escucha unos comentarios hechos por Przybycien mientras la joven agonizaba.
Tras comprobar que Brown había fallecido, Przybycien, todavía grabando, afirmó: “Creo que ahora voy a dejar esto aquí”.
Los investigadores también encontraron en el lugar un recibo que demuestra que Przybycien había comprado la soga usada por Brown. Además, el muchacho dejó una nota manuscrita pidiendo que se mirase el video e indicando que estaba en su teléfono.
Tras ser detenido, Przybycien dijo que él también tenía “pensamientos suicidas”, pero que antes quería ver el suicidio de otra persona para determinar si era algo por lo que él “podría atravesar“, según documentos judiciales presentados en octubre pasado al tribunal.
Además, según testigos entrevistados por los investigadores, Przybycien les habría anticipado a sus amigos que él iba a ayudar a “que Brown se matase” y que “cometería un asesinato” sin que lo atrapasen.
Inicialmente, los abogados defensores de Przybycien argumentaron que la responsabilidad recaía sobre Brown, quien podría “haber cambiado de opinión en cualquier momento” sobre su destino.
Pero la Fiscalía argumentó que Brown no se hubiese podido quitar la vida sin la ayuda de Przybycien.
Aunque originalmente fue acusado de asesinato y con posibilidad de cadena perpetua, en octubre pasado la Fiscalía le permitió declararse culpable de abuso de un menor de edad con resultado en homicidio y de intento de explotación sexual de menores.
Otros cargos, como no reportar el hallazgo de un cuerpo sin vida y tratar de influir a testigos, quedaron sin efecto.
Como resultado del caso de Przybycien, el poder legislativo de Utah aprobó en 2018 una ley que castiga con sentencias de hasta 15 años de prisión a aquellas personas que provean “medios físicos” para que alguien se suicide.