Tres horas antes de que comenzara el histórico toque de queda ordenado por el gobernador Andrew Cuomo, el punto donde convergen las dos avenidas más famosas de Nueva York se volvió una zona de guerra que nada tiene que ver con su acostumbrada fama de turismo, teatros, cafés y elegancia.
Frente al famoso edificio triangular Flatiron (1902), donde tantos turistas van a tomarse fotos en el pequeño boulevard que funde a la 5ta Avenida y Broadway, la noche del 1 de junio las vitrinas fueron testigos de lo que hace meses se temía en Nueva York: disturbios, caos, demonio y vandalismo.
Muchos pensaron que el encierro y la recesión causados por la cuarentena decretada para combatir la pandemia el 22 de marzo motivarían revueltas civiles; y en ésta, la ciudad más contagiada en el mundo, cientos de establecimientos cubrieron sus vitrinas como en un gran luto urbano previo.
Largas semanas pasaron y cuando ya la pandemia comenzaba a ceder en Nueva York, llegó el chispazo que sí desataría la furia: el descontento acumulado por el racismo, ésta vez tras la muerte de George Floyd por abuso policial, reseñó El Diario NY.
Pero los destrozos en Midtown han tenido poco o nada que ver con la esencia de la protesta legítima: en cuestión de minutos grupos de delincuentes rompieron vitrinas de comercios al azar, unas conocidas como Duane Reade, LEGO, AT&T y Best Buy; y otras pequeñas, las que más sufren los daños.
En algunos casos rompían sin acceder, pero en otros locales los vándalos u otros oportunistas más atrás entraron a saquear, robando mercancía, mayormente celulares, saltando entre vidrios colgantes que seguían cayendo. Hasta las 10:30 p.m. la policía de Nueva York no se había presentado en la zona y el escaso tráfico de la cuarentena seguía fluyendo, a pie y en autos.
A las 11 p.m. comenzó el toque de queda -el primero en NYC desde 1943, hace 77 años- y un nuevo capítulo en la novela más nefasta de Nueva York. La anarquía va ganando. Aquí varios ejemplos en unas cuadras muy conocidas a nivel mundial: