El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, expresó este sábado en Nueva York su “profunda preocupación” por la presencia militar estadounidense en las cercanías de las costas venezolanas, tras su participación en la Asamblea General de la ONU.
Lavrov advirtió que en la zona operan “importantes fuerzas navales, incluido un submarino nuclear”, lo que a su juicio genera un escenario “realmente grave” y con riesgos de que se concrete “una intervención militar directa”
El canciller ruso manifestó su respaldo al gobierno y al pueblo de Venezuela, defendiendo su «derecho a decidir de manera soberana su rumbo político, económico y social», al tiempo que rechazó «cualquier tipo de injerencia externa».
Estas acciones incluyen incidentes en aguas venezolanas, donde lanchas sospechosas fueron interceptadas por la Guardia Costera estadounidense. Desde Caracas, el gobierno denuncia que estas operaciones forman parte de una “guerra no declarada” contra Venezuela, con el objetivo de apoderarse de su petróleo y recursos naturales, y han motivado ejercicios militares y alistamientos en la Milicia Bolivariana.
En la Asamblea General de la ONU, el canciller venezolano Yván Gil calificó estas acciones como una “agresión militar e inmoral” impulsada principalmente por Estados Unidos.
Gil responsabilizó a Washington de “financiar golpes de Estado y conspiraciones en las últimas décadas” y denunció que las «medidas coercitivas buscan frenar el proyecto político iniciado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro». Según el canciller, Venezuela «ha resistido ataques que van desde sanciones económicas hasta intentos de magnicidio, y aseguró que la solidaridad internacional respalda el derecho del país a la paz y a la soberanía».
Las declaraciones de Lavrov se dan en un contexto de creciente tensión en el Caribe en el marco de las operaciones militares estadounidenses tras el ataque a embarcaciones que han dejado al menos 17 muertos en septiembre.
Las acciones incluyen incidentes en aguas venezolanas, donde lanchas sospechosas fueron interceptadas por la Guardia Costera estadounidense. Desde Caracas, el gobierno denuncia que estas operaciones forman parte de una “guerra no declarada” contra Venezuela, con el objetivo de apoderarse de su petróleo y recursos naturales, y han motivado ejercicios militares y alistamientos en la Milicia Bolivariana.
En la Asamblea General de la ONU, el canciller venezolano Yván Gil calificó estas acciones como una “agresión militar e inmoral” impulsada principalmente por Estados Unidos.
Gil responsabilizó a Washington de “financiar golpes de Estado y conspiraciones en las últimas décadas” y denunció que las «medidas coercitivas buscan frenar el proyecto político iniciado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro». Según el canciller, Venezuela «ha resistido ataques que van desde sanciones económicas hasta intentos de magnicidio, y aseguró que la solidaridad internacional respalda el derecho del país a la paz y a la soberanía».