Este miércoles 13 de julio la exsubsecretaria de Estado de Estados Unidos para Venezuela y Cuba, Carrie Filipetti, aseveró que enviar funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca y embajadores a reunirse con el presidente Nicolás Maduro y no con Juan Guaidó podría interpretarse como que las conversaciones ya no son con la oposición, sino con el gobierno del presidente Maduro.
La exfuncionaria, quien ejerció su cargo durante el mandato de Donald Trump, destacó que lo anterior es una consecuencia del fracaso de la «excesiva confianza» que le dio la administración norteamericana a la derecha nacional, para «sacar» del poder al jefe de Estado venezolano. En ese sentido, Filipetti opinó que la administración de Biden reconoció que el gobierno del presidente Maduro quiere negociar las sanciones estadounidenses; por ello, sostuvo que Washington debe tener un papel menos extremista que el adoptado durante el gobierno de Trump.
Filipetti, en entrevista concedida a la BBC, señaló que las últimas dos rondas de conversación entre Venezuela y Estados Unidos se han realizado con la única autoridad legítima que puede decidir sobre los recursos de nuestro país, es decir, el presidente Maduro.
La exfuncionaria recalcó que el exdiputado Juan Guaidó figuró en la estrategia de Trump y del actual presidente norteamericano Joe Biden, hasta que se desató la actual crisis energética mundial.
«Llevar a funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca y a nuestros embajadores a Venezuela y que se reúnan con Maduro, envía una señal de que nuestras conversaciones ya no son con la oposición», indicó Filipetti.
Sobre el tema de las sanciones
Con respecto a las sanciones financieras impuestas por los Estados Unidos contra Venezuela, la exfuncionaria precisó: «Cuando se trata de Maduro y de Cuba, consideramos que la presión máxima tiende a funcionar mejor que el acercamiento. Creo que es importante que no revelemos cuáles son nuestros límites”.
“La presión máxima es una estrategia eficaz, pero debe entenderse como parte de una estrategia más amplia, de modo que las sanciones no están ahí como un punto final. Las sanciones estaban ahí para intentar animar a Maduro a sentarse a la mesa a negociar», agregó.
Filipetti, en este sentido, señaló que, tras culminar el gobierno de Trump, tenía sentido que la nueva administración calibrara las sanciones y evaluara lo que estaba funcionando y lo que no.
«Tiene sentido poner ciertas sanciones sobre la mesa, pero me opondría mucho a hacerlo con sanciones como las que pesan sobre el sector petrolero o las del oro, que cubren una enorme cantidad de ingresos potenciales para Venezuela», continuó la exsubsecretaria.
Filipetti relató además la manera en que la administración de Trump decidió pasar de medidas coercitivas unilaterales, que terminaron impactando de forma negativa el acceso del pueblo venezolano a productos e insumos básicos, a sanciones todavía más fuertes.
“Se decidió pasar las sanciones al sector petrolero a principios de enero de 2019. Parte del problema allí fue que para Maduro fue difícil manejar esas sanciones, pero una vez que lo hizo, cualquier otra cosa que le lanzamos fue muy menor porque ya había recibido el mayor golpe», destacó.
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