Los restos del escritor colombiano Gabriel García Márquez reposarán desde diciembre próximo en la plazoleta de un claustro universitario de la ciudad de Cartagena por decisión de su familia, informó el martes un funcionario gubernamental.
El ganador del premio Nobel de Literatura en 1982 murió en abril del año pasado en Ciudad de México a los 87 años y desde entonces varias ciudades esperaban quedarse con las cenizas de quien fuera el colombiano más famoso del mundo por obras como «Cien años de soledad», «El coronel no tiene quien le escriba» y «La mala hora».
«Es un verdadero placer y honor que la familia de uno de los personajes más ilustres de la historia de nuestro país se haya decidido por Cartagena para que sus cenizas reposen eternamente», dijo a periodistas el gobernador del departamento de Bolívar, Juan Carlos Gossaín.
«Eso potenciará a la ciudad como destino turístico. Seguramente muchos turistas que nos visiten ocasionalmente y en los distintos eventos que se realizan en la ciudad querrán pasar a rendirle tributo a Gabo», agregó. La artista británica Katie Murray esculpirá un busto en bronce del escritor, que acompañará la cúpula donde reposarán los restos, precisó Gossaín. «Fue una suma de muchas voluntades y de los deseos de sus familiares.
La Gobernación de Bolívar acompañó la decisión, pero todos los méritos son para su esposa Mercedes Barcha y sus hijos Rodrigo y Gonzalo quienes decidieron y autorizaron», sostuvo.
Después de su muerte en Ciudad de México, en donde residió varios años, la familia de García Márquez decidió incinerar su cadáver. Los restos llegarán desde México el 12 de diciembre y quedarán en la plazoleta Central del Claustro de la Merced, donde funciona una sede de la Universidad de Cartagena, muy cerca de la Casa del Nobel, que está en camino a convertirse en museo.
En Cartagena el fallecido escritor sostuvo importantes encuentros con personalidades como Fidel Castro y Bill Clinton. Además, en esa ciudad fijó la sede de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Ciudades como su natal Aracataca, en el caribe colombiano, también aspiraban a quedarse con sus restos.
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