Relatos del «infernal» incendio en el edificio de Kyoto Animation

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«Era como mirar el infierno», afirmó una mujer sobre el incendio presuntamente provocado en un estudio de animación en Kioto en el que murieron 34 personas y cuyos móviles investigaba el viernes la policía.

Varias personas se acercaron el viernes para depositar flores ante el carbonizado edificio. «Estos jóvenes tenían la edad de mis nietos. Si mis nietos murieran en unas circunstancias similares, no querría seguir viviendo», dijo Sachiko Konishi, de 78 años, en referencia a las víctimas, de las que se sabe poco pero se cree que serían jóvenes empleados de la compañía, citó AFP.

El incendio, en la ciudad de Kioto, destruyó el jueves un edificio de la productora de animación Kyoto Animation, autora de varias series de televisión muy exitosas entre los seguidores de este género.

Según expertos y bomberos, las llamas habrían arrasado la estructura de forma casi instantánea, dejando atrapadas a decenas de personas en el interior sin posibilidad de escapar.

De ahí el nefasto balance: 34 muertos y decenas de heridos, algunos de ellos en situación crítica. «Una persona saltó desde el segundo piso. La persona saltó, tratando de escapar desesperadamente del edificio, pero no pudimos correr a ayudarla debido a la intensidad del incendio», contó una mujer a una web afiliada al periódico Asahi Shimbun.

«Había personas con quemaduras graves llorando desconsoladamente», añadió. «Era como mirar el infierno».

La tragedia conmocionó a Japón, un país en el que los crímenes violentos son extremadamente inusuales, y generó preguntas sobre cómo pudo morir tanta gente en un país en el que la seguridad es una cuestión crucial, sobre todo porque mucha gente sigue viviendo en casas de maderas.

«Van a morir»

La policía se encontraba en el lugar de los hechos examinando el edificio devastado. De momento se desconocía el motivo del siniestro.

La investigación se complicaba por el hecho de que el principal sospechoso, un hombre de 41 años que fue detenido el jueves, sufría quemaduras de gravedad y estaba hospitalizado.

Según algunas informaciones aparecidas este viernes estaba inconsciente y la policía aún no había podido interrogarlo. Por el momento solo se conocían algunos detalles sobre el hombre que presuntamente roció el edificio con una sustancia inflamable y gritó «van a morir» antes de prender fuego.

Según medios locales, no parecía tener vínculos con Kyoto Animation. Algunas informaciones apuntan a que el sospechoso consideraba que la empresa le había robado su trabajo.

Según el periódico local Kyoto Shimbun, le dijo a la policía: «Prendí el fuego porque ellos robaron novelas». El presidente de Kyoto Animation dijo el jueves que la empresa había recibido amenazas en el pasado.

De momento había pocas informaciones disponibles sobre las víctimas, pero «la mayoría de las empleados de la compañía tienen una veintena de años», según un vecino interrogado por TV Asahi.

Según la policía, entre los muertos se encontraban 12 hombres y 20 mujeres, y una víctima que aún no había sido identificada.

«Difícil de escapar»

Numerosos cuerpos fueron hallados en las escaleras que van al tejado, explicaron los bomberos, que excluyeron que los dispositivos antiincendio no funcionaran.

El edificio cumplía las «normas», aseguró un portavoz de los servicios de emergencia. «Tenemos un registro de datos que lo prueba».

«Había escaleras de caracol desde la planta baja hasta el tejado, el humo y las llamas las devoraron en un instante», explicó. «Los que trabajaban en el primer y segundo piso tuvieron que verse sorprendidos sin saber qué estaba pasando abajo».

Los expertos coinciden. «Las llamas avanzan mucho más rápido con gasolina que en un incendio normal, así que creo que el incendio se propagó tan rápido que los sistemas de alarma y las puertas contra incendios no tuvieron tiempo de funcionar», explicó Keizo Harafuji, ex investigador de la policía de Tokio, en la televisión pública de la NHK.

«Una vez declarado el fuego, es difícil de escapar», aseguró.

La tasa de criminalidad es relativamente baja en Japón, pero de vez en cuando el país registra crímenes sangrientos provocados por la llamada violencia ciega, en la que individuos en un momento de locura matan indiscriminadamente.