SVB Financial Group se convirtió en la mayor quiebra bancaria desde la crisis financiera de 2008, con un repentino colapso que sacudió los mercados mundiales y dejó varados miles de millones de dólares pertenecientes a empresas e inversores.
La quiebra del Silicon Valley Bank, SVB, que fue intervenido después de que sus acciones se desplomaran en dos jornadas consecutivas por los graves problemas financieros, afectó a todo el sector fuera y dentro de Estados Unidos y despertó el temor de algunos inversores a que constituya el prólogo de una nueva crisis.
Las acciones de SVB, dirigido a empresas emergentes tecnológicas y científicas, se desplomaron el jueves un 60 % y el viernes otro 68 %, antes de que se suspendiese su cotización.
El Departamento de Protección e Innovación Financiera de California, FDIC, donde se encuentra la sede del banco, se hizo del control de la compañía, alegando falta de liquidez e insolvencia, con el objetivo de proteger los depósitos asegurados por el Gobierno.
Aumenta preocupación de los inversores
El banco, que contaba con unos activos de aproximadamente 209.000 millones de dólares y depósitos por un valor aproximado de 175.400 millones de dólares a 31 de diciembre de 2022, es la mayor quiebra bancaria desde la crisis de 2008 y una de las más importantes en la historia de Estados Unidos.
El 89% de los 175.000 millones de dólares en depósitos del banco no estaban asegurados a finales de 2022, según la FDIC, y su destino aún está por definirse. La oficina principal y todas las sucursales del Silicon Valley Bank reabrirán el 13 de marzo y todos los depositantes asegurados tendrán pleno acceso a sus depósitos asegurados a más tardar el lunes por la mañana, según la FDIC.
Empresas como el fabricante de videojuegos Roblox Corp y el fabricante de dispositivos de streaming Roku Inc dijeron que tenían cientos de millones de depósitos en el banco. Roku aseguró que sus depósitos en SVB no estaban asegurados en su mayor parte, lo que provocó una caída del 10% de sus acciones en una negociación prolongada.
Dean Nelson, consejero delegado de Cato Digital, estaba afuera de la sede de SVB Santa Clara, con la esperanza de obtener respuestas. Nelson afirmó que estaba preocupado por la capacidad de la empresa para pagar a los empleados y cubrir los gastos.
«El acceso al efectivo es el mayor problema para la mayoría de las empresas de aquí. Si eres una ‘startup’, el dinero en efectivo es el rey. El efectivo y el flujo de trabajo, poder tener la pista de aterrizaje es crítico», aseguró.
El repentino derrumbe de la entidad con sede en Santa Clara (California, EE. UU.) ha provocado reacciones contradictorias entre los inversores.
El origen de la quiebra
Hay quienes ven lo ocurrido como el aviso de una nueva crisis financiera y, por el otro, quienes achacan su debacle a problemas internos de la compañía y que no se extenderán al sector ni al resto de la economía.
«Las subidas de los tipos de interés están ralentizando la economía y eso está pesando sobre la economía estadounidense», comentó la economista Lauren Goodwin, de la firma New York Life Investments.
SVB había invertido el exceso de liquidez logrado durante la crisis del Covid-19 en Bonos del Tesoro a largo plazo, unos activos que se han visto afectados por la subida de los tipos de interés auspiciada por la Reserva Federal.
El banco anunció la venta de unos 21.000 millones de dólares en activos de su cartera (bonos), en la que perdió 1.800 millones y luego propuso un plan para ejecutar una ampliación de capital de unos 2.250 millones de dólares para compensar dicha pérdida.
El objetivo de SVB, según recogen varios medios especializados, era aumentar sus activos para «aprovechar el potencial de subida de los tipos de interés a corto plazo, bloquear parcialmente los costes de financiación, proteger mejor los ingresos netos por intereses (NII) y el margen neto de intereses (NIM) y mejorar la rentabilidad».
Pero a la caída provocada por la venta se sumó el hecho de que varios fondos de capital de riesgo y de inversión recomendaron a las empresas emergentes que retiraran su capital del banco, lo que aumentó las presiones sobre la entidad.
Varias instituciones financieras se vieron arrastradas, como Signature Bank, First Republic Bank o Western Alliance, y su cotización en bolsa se suspendía debido a las caídas. Los bancos estadounidenses perdieron más de 100.000 millones de dólares de valor bursátil en los dos últimos días, y los europeos alrededor de otros 50.000 millones, según un cálculo de Reuters.