Quedarse sin gasolina en medio del caos económico es una preocupación de muchos venezolanos tras las nuevas sanciones de Estados Unidos contra la petrolera PDVSA, que aumentan la presión contra el gobierno de Nicolás Maduro a favor del autoproclamado presidente interino Juan Guaidó.
Apoyaran o rechazaran las sanciones, venezolanos consultados este martes por la AFP en Caracas coincidieron: la devastada economía, con hiperinflación estimada en 10.000.000% por el FMI para 2019 y escasez de alimentos y medicinas, no hará otra cosa que empeorar.
Tras surtir su camioneta de combustible, Irene Méndez dice, con las manos en el volante, temer que conseguir gasolina se haga imposible en las próximos semanas.
«Va a ser súper extraño (…). Estamos acostumbrados a que la gasolina es económica y, además, está siempre», sostiene esta contadora de 40 años que respalda a Guaidó y considera que «vale la pena» cualquier «sacrificio» para forzar un cambio político.
La gasolina prácticamente es gratis en Venezuela. Un aumento de precio anunciado por Maduro en agosto pasado jamás se concretó y con un dólar se pueden comprar más de 300 millones de litros, pero solamente un kilo de cebollas.
A la vez se desploma la producción de crudo de PDVSA, ubicada en 1,3 millones de barriles diarios, la más baja en tres décadas.
Washington anunció el lunes el bloqueo de 7.000 millones de dólares de activos de PDVSA. Determinó, además, que Citgo -filial de la compañía en Estados Unidos- podrá operar siempre y cuando deposite sus ganancias en una cuenta bloqueada.
– «Jaque mate» –
Gonzalo Lovera, un transportista de 68 años, lamenta la incertidumbre en medio de las sanciones, tildándolas de «ilógicas».
El hombre, abuelo de tres chicos, pide un diálogo entre el gobierno y la oposición y lamenta la juramentación de Guaidó, pues dice que en la pugna política «los desfavorecidos somos nosotros: el pueblo».
Las sanciones, que Maduro denunció como «un robo», coinciden con protestas opositoras que han dejado 40 muertos y 850 detenidos en una semana según Naciones Unidas.
La crisis recrudeció cuando Guaidó, jefe del Parlamento, se autojuramentó como presidente interino con reconocimiento de Estados Unidos y varios países de Latinoamérica, luego de que la mayoría opositora legislativa declarara como «usurpador» a Maduro. Caracas rompió relaciones con Washington luego de la proclamación.
La escasez y los altos costos de repuestos tienen paralizada 90% de la flota de transporte público en Venezuela y a Gonzalo le asusta que ahora la gasolina se sume a la trágica ecuación: «El transporte (está colapsado) y empeorará».
Jorge Moncada, otro conductor caraqueño que llena el tanque de su vehículo, considera que las sanciones serán un «jaque mate» económico.
– «Graves problemas» –
A Jorge, como a Irene y Gonzalo, le preocupa que los problemas de suministro de gasolina se acentúen: «Ya hay sitios en los que pasan hasta 24 horas (en fila) para echar gasolina».
Desde 2012, las fallas de abastecimiento de combustible son crónicas en ciudades como San Cristóbal y Maracaibo (estados Táchira y Zulia, fronterizos con Colombia), con interminables colas de vehículos en las gasolineras. Son cíclicas en Caracas, con coletazos de breve duración.
Pese a las constantes tensiones entre Caracas y Washington desde la llegada del chavismo al poder hace 20 años, Estados Unidos sigue siendo el mayor cliente del petróleo venezolano.
Las medidas, entonces, impactarán con dureza, según especialistas como Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica. «Si no hay cambio político pronto, tendremos graves problemas de combustible», destacó.
Un 80% de la liquidez por ventas de crudo proviene de esa relación, de acuerdo con Econanalítica, pues las exportaciones hacia países aliados de Maduro como Rusia o China se dedican principalmente a pagos de deudas. AFP