Miles de mujeres pidieron justicia este viernes en una concentración en Ciudad de México por los recientes casos de violaciones por parte de policías capitalinos y causaron múltiples destrozos en una estación de transporte público y en mobiliario urbano de la capital.
La concentración, que tuvo lugar en la céntrica Glorieta de Insurgentes, se inició de manera pacífica alrededor de la 18:30 (23:30 GMT), cuando diferentes contingentes feministas leyeron manifiestos, mostraron grandes pancartas y danzaron en un círculo en contra de la violencia machista.
Algunas prendieron pequeñas hogueras con sujetadores y otras hicieron pintadas en estatuas y suelos con lemas como «No olvidamos ni perdonamos».
«Todas las ciudadanas vivimos en constante peligro, las autoridades nos causan el mismo temor que la delincuencia organizada y estamos aterradas de vivir en este país», incluyeron en un manifiesto una de las agrupaciones asistentes.
Los momentos de máxima tensión llegaron después de que las manifestantes decidieron salir de la plaza peatonal y marchar alrededor gritando consignas como «abajo el patriarcado que va a caer, arriba el feminismo que va a vencer».
Las mujeres arremetieron contra los cristales de la estación de transporte público, rompiendo también las máquinas expendedoras de billetes de metro y los carteles publicitarios, al tiempo que varios de los contingentes presentes también prendieron algunas hogueras donde echaron los restos de los destrozos.
En esos momentos se dieron algunos enfrentamientos con periodistas que se encontraban grabando la escena y cuya presencia no agradó a las manifestantes que intentaron echarlos del lugar.
El periodista Juan Manuel Jiménez cayó en el suelo mientras retransmitía en vivo para un canal de televisión tras ser golpeado en la cara por parte de un hombre que posteriormente fue expulsado de las manifestantes.
Tras la tensión, las mujeres pidieron que no hubiera ningún hombre en el lugar y se dio algún enfrentamiento con algunos que no querían abandonar la zona.
Posteriormente, una parte de la concentración se dirigió a una estación de policía, donde lanzaron objetos incandescentes, generando enfrentamientos verbales con los agentes, y prohibieron el paso de los bomberos que llegaron para sofocar las llamas.
Una mujer informó a través de un megáfono al resto de manifestantes que cuatro protestantes fueron detenidas en esa estación de policía y exigió su liberación.
El ambiente de esta manifestación se fue caldeando desde el lunes pasado, cuando unas 300 mujeres protestaron para exigir justicia por los casos de abuso sexual por parte de policías, bajo la etiqueta #NoNosCuidanNosViolan.
Los días 10 de julio, 3 y 8 de agosto fueron reportados tres casos de violación de mujeres, una menor de edad, por parte de agentes de policía de Ciudad de México.
La marcha del lunes terminó en la sede de la fiscalía capitalina, donde las manifestantes rompieron un vidrio, realizaron pintadas y arrojaron purpurina rosa sobre el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Jesús Orta, cuando este salió a dialogar con las manifestantes.
Más tarde, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que esa protesta «no fue una manifestación, sino una provocación», lo que provocó agitación en redes sociales que caldeó el ambiente para la marcha llevada a cabo hoy.
Sheinbaum volvió a calificar la protesta de este viernes de «provocación» e informó que se inició una investigación sobre «las agresiones directas a periodistas, personas y las graves afectaciones a edificios públicos».
«El Gobierno de la Ciudad de México no caerá en la provocación de utilizar la fuerza pública en medio de la manifestación, pues es lo que están buscando», expreso Sheinbaum a través de un comunicado.
Además, advirtió a las manifestantes que «la violencia no se combate con violencia» y emitió «un llamado a quienes luchan legítimamente por la defensa de los derechos humanos a que ayuden a generar un clima de paz». EFE