El príncipe Carlos y su esposa Camila inician el domingo una gira por el Caribe que los convertirá en los primeros miembros de la realeza británica que visitan Cuba, país de gobierno comunista que enfrenta una creciente hostilidad de Estados Unidos, aliado cercano de Reino Unido.
La pareja real iniciará su periplo de 12 días por 10 islas con una visita a Santa Lucía y continuará hacia Barbados, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, y Granada, según su oficina privada.
Muchas de las islas del Caribe son antiguas colonias británicas y la madre de Carlos, la reina Isabel, sigue siendo su jefe de Estado.
El 24 de marzo, Carlos y Camila aterrizarán en La Habana para una visita de tres días a solicitud del gobierno británico, para resaltar los mejores lazos entre Gran Bretaña y Cuba, donde cenarán con el presidente Miguel Díaz-Canel, quien reemplazó el año pasado a Raúl Castro en el cargo.
Carlos, el heredero del trono británico, se reunió ya con el mandatario cubano en noviembre cuando cumplió 70 años. Díaz-Canel estaba de visita en Londres.
“Es un reconocimiento en definitiva no solo al pueblo cubano, sino también del gobierno (…) y le dice a Estados Unidos que no estamos aislados”, dijo Cira Llerena, de 70 años, y residente en La Habana.
La visita forma parte de una normalización más amplia de las relaciones entre la isla caribeña y las naciones occidentales. En los últimos cinco años, Cuba ha dado pasos hacia una apertura que ha experimentado un crecimiento en la pequeña empresa privada, la conectividad a Internet y la inversión extranjera.
El entusiasmo inicial de esa apertura, en cambio, ha disminuido desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó el poder y prometió revertir el acercamiento iniciado por su predecesor Barack Obama, regresando a la retórica de la Guerra Fría.
La visita se produce en momentos en que el gobierno de Trump ha intensificado los intentos de poner fin a lo que considera la “troika de la tiranía” de América Latina: los gobiernos socialistas de Venezuela, Nicaragua y Cuba, tema que ha generado cierta controversia.
El senador estadounidense Rick Scott, de Florida, estado que alberga a la mayor comunidad de exiliados cubanos, había instado públicamente a Carlos cancelar su viaje a Cuba y en cambio visitar Florida para reunirse con disidentes.
En un video publicado en Twitter, el embajador británico en Cuba, Antony Stokes, dijo que la visita refleja la creciente relación de Gran Bretaña con Cuba, incluida una mayor cooperación en la biotecnología y las energías renovables.
Carlos, un ecologista, visitará una granja solar en Cuba que está siendo construida por una compañía británica. También escuchará planes de la isla para enfrentar el cambio climático.
“Eso no significa que estemos de acuerdo en todo, no lo estamos, pero una diplomacia significativa puede ayudarnos a hablar más de cerca tanto en temas en los que estamos de acuerdo como en los que diferimos”, dijo Stokes.
MEMORIAL DE DIANA EN LA HABANA
Si bien el sistema comunista y la realeza pueden parecer socios extraños, en un sitio del popular centro histórico de La Habana se encuentra un inesperado homenaje a la monarquía británica: Se trata de un pequeño jardín conmemorativo a la princesa Diana, la fallecida primera esposa de Carlos.
“Ella era una figura muy querida en Cuba”, dijo Margarita Rego, de 73 años, quien trabaja para la oficina del historiador de La Habana. Rego comentó que los cubanos habían leído y escuchado hablar de ella en revistas extranjeras.
Los cubanos depositan a veces flores al pie de una escultura de mármol del artista Juan Narciso Quintana que muestra un sol que representa su luminosidad, dijo Rego.
Sin embargo, muchos cubanos en la antigua colonia española saben poco de la realeza británica, mientras otros son indiferentes.
“Muchos extranjeros han venido aquí y sigue todo igual”, dijo Julio Poyato, de 76 años, al quejarse de la frágil economía de Cuba, todavía altamente centralizada.
“No hay huevos, no hay pollo, no hay nada”, dijo el exsoldador, que lucha por vivir con una pensión de alrededor de 10 dólares mensuales, en alusión a la escasez de productos básicos en la isla.
Carlos tiene previsto conocer a algunos de los empresarios que están dando nueva vida a la economía doméstica, a pesar de las fuertes restricciones, así como a un grupo de propietarios de autos clásicos británicos en La Habana.
Él y Camila concluirán su gira por el Caribe con una visita a Islas Caimán, un territorio británico de ultramar. Reuters