El príncipe Carlos rindió homenaje el domingo al héroe nacional de Cuba, José Martí, en el inicio de la primera visita oficial de un miembro de la familia real británica a la isla socialista.
Poco después de arribar a La Habana en un avión de La Real Fuerza Aérea de su país, el heredero de la corona británica, acompañado de su esposa Camila, duquesa de Cornualles, depositó flores ante el monumento a Martí en la Plaza de la Revolución.
Esta es la única actividad prevista para esta jornada en la agenda oficial de la pareja real, que será invitada de honor el lunes en una cena oficial ofrecida por el presidente Miguel Díaz-Canel, quien sucedió en abril de 2018 a Raúl Castro. No está prevista ninguna entrevista con Castro, que encabeza el gobernante Partido Comunista de Cuba (único).
A su llegada a la capital cubana, donde permanecerán hasta la tarde del miércoles, Carlos y Camila fueron recibidos por la vicecanciller Ana Teresita González.
Les «expresé nuestra satisfacción por esta visita oficial, la primera de un representante de la familia real del Reino Unido a Cuba», tuiteó González.
El primogénito de la reina Isabel II arriba a Cuba como parte de una gira por el Caribe, en momentos de tensiones entre La Habana y Washington.
El lunes, la pareja real también recorrerá el centro histórico de La Habana, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad desde 1982.
Gran partidario de causas medioambientales, Carlos visitará el martes una estación de energía solar financiada, entre otros, por fondos británicos, que debe comenzar a funcionar en diciembre y se convertirá en la más grande del Caribe.
Asimismo, asistirá a un espectáculo de ballet en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Antes de viajar el miércoles a las Islas Caimán, Carlos recorrerá el Centro de Inmunología Molecular, uno de los emblemas de la biotecnología en la isla.
Al anunciar en febrero el viaje, Clarence House, la residencia oficial de Carlos, dijo que se realizaba «a solicitud del gobierno británico» y que permitiría «realzar (su) creciente relación bilateral» y sus «vínculos culturales».
Cuba, sometida a un embargo estadounidense desde 1962, necesita de socios extranjeros, mientras que Washington amenaza con aplicar a partir de mediados de abril el Capítulo III de la Ley Helms-Burton de 1996.
Esta norma teóricamente permitiría, especialmente a los exiliados cubanos, demandar en las cortes federales de Estados Unidos a compañías que obtuvieron ganancias a través de firmas nacionalizadas después de la revolución.