Un grupo presumible anarquista se adjudicó este lunes dos atentados con bombas perpetrados el pasado 25 de julio en Santiago de Chile, uno de ellos con un saldo de ocho carabineros heridos y el otro frustrado.
En una declaración difundida en el sitio de internet «Contra info», una agrupación que se denomina «Cómplices sediciosos / Fracción por la venganza» y que asegura reivindicar el anarquismo, se adjudicó el envío de dos paquetes bomba, entregados por la estatal empresa Correos de Chile.
Uno de ellos fue entregado en la 54 Comisaría de Carabineros, en el municipio de Huechuraba, al norte de la capital chilena, que al ser manipulado por un funcionario explotó y dejó a ocho policías heridos de diversa consideración.
El segundo, que fue desactivado por artificieros de la policía, llegó a la oficina de Rodrigo Hinzpeter, que fue ministro del Interior en el primer Gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014), y que actualmente trabaja en una empresa privada.
Ambos artefactos, según fuentes del Gobierno, tenían la potencia suficiente para haber causado víctimas mortales.
«Reivindicamos el envío de dos paquetes bomba compuestos de pólvora negra y dinamita dirigidos a Rodrigo Hinzpeter y al Mayor de Carabineros Manuel Guzmán de la 54 comisaría de Huechuraba», señalaba el mensaje publicado por los anarquistas bajo el título «Operación por la Expansión de las Hostilidades a los verdugos».
«Nuestros enemigos son claros, no nos interesa ni buscamos dañar o herir a cualquier persona. Aun cuando sabemos que todos somos parte del funcionamiento del dominio, reconocemos que existen grados de responsabilidad y los destinatarios de nuestros envíos explosivos cuentan con un papel determinante tanto en la gestión y acumulación del capital como en el control y la represión estatal», agrega el texto.
Además, el grupo dedicó «un caluroso abrazo para robar una sonrisa a quienes están secuestrados por el Estado», y menciona los nombres de cinco anarquistas condenados a prisión por atentados en el Metro de Santiago, «y a los prisioneros de las cárceles de Italia, Grecia y Rusia. No los olvidamos».
Hasta ahora, los esfuerzos de la policía por identificar a los autores o detenerlos no han tenido resultados.