Miles de personas salieron a las calles de Argel y otras ciudades para protestar contra el sistema de poder vigente en el país. El movimiento de protesta Hirak, que provocó la caída del expresidente Abdelaziz Bouteflika en 2019, ha reanudado sus manifestaciones semanales pese a las restricciones por la pandemia. Aunque los reclamos se han reactivado, existen discrepancias sobre sus objetivos.
El movimiento democrático Hirak, responsable de la rebelión contra el exmandatario Abdelaziz Bouteflika en 2019, mantiene su presión en las calles para lograr un cambio profundo en el sistema de poder que rige Argelia desde la independencia de Francia en 1962.
Este 19 de marzo, precisamente cuando se cumplieron 59 años del cese al fuego que marcó el fin de la guerra de emancipación con Francia, miles de personas se movilizaron por Argel bajo diversas consignas, aunque con dos sobresalientes: prensa libre y justicia independiente.
Reporteros sin Fronteras (RSF) ubicó a Argelia en el puesto 146 sobre un total de 180 países en su Índice Mundial de Libertad de Prensa 2020, lo que representa una caída de 27 posiciones desde 2015.
La semana pasada, varios periodistas fueron agredidos en las manifestaciones y las autoridades del país han amenazado con retirar definitivamente las acreditaciones a medios como FRANCE 24.
Por eso, una de las pancartas de las marchas de este viernes rezaba «la libertad significa expresarme como yo quiero y no como tú quieres».
Para Ali, un docente jubilado de unos 60 años, «nada justifica atacar a un periodista o a cualquier otra persona». El hombre le aseguró a la agencia AFP que desea «una prensa libre, profesional y sobre todo objetiva e imparcial».
El segundo gran eje de la protesta fue el pedido de un «poder judicial independiente» que haga frente a las denuncias de corrupción y abusos de las autoridades.
Rechazo a la represión y a las elecciones anticipadas
Aunque la protesta social parece tolerada por las autoridades, el organismo de Derechos Humanos de la ONU ha denunciado la ofensiva gubernamental contra los manifestantes, con cientos de detenciones. Mientras que desde los puestos de control de las fuerzas de seguridad han realizado maniobras para evitar que las personas lleguen a los puntos de concentración.
«19 de marzo de 1962: alto el fuego; 19 de marzo de 2021: cese de la represión», remarcaba uno de los carteles este viernes, trazando el paralelismo con el aniversario del fin de la guerra de independencia con Francia.
Los manifestantes también rechazaron el llamado a elecciones legislativas anticipadas dispuesto por el presidente Abdelmadjid Tebboune para el próximo 12 de junio, una maniobra que busca aliviar la crisis económica y política.
«No hay elecciones con la mafia» y «devuelvan el poder al pueblo» fueron algunos de los gritos que prevalecieron entre los manifestantes para repudiar a la clase dirigente dominante.
Según medios locales, pese al mal tiempo, las protestas se replicaron en otras ciudades del país, más allá de la capital.
El movimiento Hirak se reactiva, pero no escapa a algunos cuestionamientos
Con el estallido de la pandemia de coronavirus, las protestas callejeras en Argelia se vieron obligadas a parar, lo que representó un virtual alivio para las autoridades. Pero desde que en febrero se cumplió el segundo aniversario del inicio de las manifestaciones de 2019 que derivaron en la renuncia de Bouteflika, el movimiento Hirak se ha reactivado, desafiando las restricciones sanitarias.
No obstante, su fuerza no ha escapado a las grietas propias del paso del tiempo y de diferentes visiones sobre sus objetivos. Abdenour Ait Said y Mohamed Chabti compartieron las calles en 2019 para exigir la salida de Bouteflika y protestar contra la élite gobernante. Hoy difieren sobre la necesidad de seguir en esa lucha con marchas.
Ait Said, un estudiante de biología de 22 años, se mantiene al frente de las movilizaciones y considera que las «demandas» y los «objetivos» de la Hirak «aún no se han cumplido». Según le dijo a la agencia Reuters, para él, la meta final es desmontar el esquema de poder enquistado en el país desde la independencia de Francia en 1962 y lograr que el Ejército abandone su rol político.
Por su parte, Chabti, un maestro de 33 años, representa a aquellos manifestantes que consideran que la misión se cumplió cuando el Ejército forzó la salida de Bouteflika en abril de 2019 y varios altos funcionarios fueron encarcelados por corrupción.
Desde su mirada, las demandas de cambios más profundos representan un insulto al Ejército, una institución que considera ligada a la lucha argelina para poner fin al dominio colonial. «Critican y exigen cambios, pero no ofrecen alternativas. Ni siquiera tienen un liderazgo para negociar», repudió Chabti, en diálogo con Reuters.
Tras la salida de Bouteflika, los militares impulsaron unas elecciones presidenciales a fines de 2019, que fueron catalogadas de farsa por los manifestantes y otorgaron la victoria a Abdelmadjid Tebboune, con una baja participación.
Tebboune ha intentado negociar con el movimiento Hirak, pero esos encuentros no han sido fructíferos y las promesas de reforma económica no se han concretado. El mandatario ha negado que el Ejército cumpla un papel político y ha considerado respondidas algunas demandas de las protestas con la liberación de algunos detenidos y los planes de modificaciones de las instituciones. Unas modificaciones constitucionales presentadas como una respuesta a Hirak fueron aprobadas en un referendo, con una paupérrima participación del 24%.
Khaled Drareni es un periodista que fue detenido el año pasado tras cubrir las protestas y fue condenado a dos años de prisión por cargos como incitar a una reunión y amenazar la unidad nacional, aunque recuperó su libertad luego de once meses gracias a una amnistía. Para él, el movimiento Hirak aún tiene un papel que cumplir.
«Hirak ha liberado muchas cosas y ha abierto el camino a las libertades y la expresión de opiniones políticas», destacó a Reuters, aunque remarcó que «el estado de las libertades en Argelia es muy malo» y subrayó que «debemos continuar nuestra lucha por la libertad de prensa».
Pese a los desencuentros, el movimiento de protesta promete mantenerse en las calles y seguir inquietando al ‘establishment’ político argelino.
Con información de Reuters y AFP