Más de 400 oficinas de Western Union distribuidas en todo el país y en las cuales los cubanos suelen cobrar buena parte de las remesas enviadas por sus familiares desde Estados Unidos cerrarán sus puertas en medio de una creciente política de restricciones impuestas por Washington a la isla.
En un comunicado el martes por la noche, la firma Fincimex, una entidad que opera el dinero enviado a Cuba y que tiene el convenio con Western Union, informó que debido a las regulaciones impuestas por la administración del presidente Donald Trump se paralizarán las operaciones de la remesera estadounidense.
“Las remesas familiares hacia Cuba han sido politizadas continuamente por la extrema derecha anticubana. Desde septiembre del 2019, el gobierno de Estados Unidos viene aplicando medidas coercitivas para restringir el flujo”, dijo el texto de Fincimex publicado en su página en la red social Facebook y luego leída en el noticiero estelar de la televisión cubana.
“El hacerlo en medio de una pandemia recalca el cinismo, el desprecio por el pueblo cubano y el oportunismo del gobierno estadounidense”, agregó.
A través de Fincimex, con la cual está asociada desde hace dos décadas, la empresa Western Union tiene 407 puntos de pago que deberán cerrar sus puertas dejando a miles de personas sin estas ayudas en medio de la crisis ocasionada por el nuevo coronavirus de COVID-19 y ante la cercanía de las fiestas de fin de año.
La administración de Trump arreció las sanciones contra la isla presionando por un cambio de modelo político poco afín al estadounidense, pero las autoridades de Cuba aseguraron que no cederán a presiones.
Las remesas son uno de los aspectos claves de las restricciones como parte de la asfixia económica que busca lograr Estados Unidos.
Fincimex pertenece a la corporación CIMEX, que forma parte de un conglomerado de empresas dirigidas por militares y las regulaciones publicada por Washington prohíbe la operación con compañías pertenecientes a las fuerzas armadas.
El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo dijo la semana pasada que el objetivo es cortar el flujo de dinero que pasa por los uniformados a los cuales acusó sistemáticamente de violar derechos humanos y apoyar a Venezuela.
No hay cifras oficiales del monto de remesas que las familias envían a Cuba, pero estimados de expertos las calculan en unos 3.500 millones de dólares anuales, un monto enorme para una pequeña economía como la de isla.
El gobierno de Estados Unidos ya había impuesto limitaciones a las cantidades enviadas a sólo 1.000 por trimestre y con la condición de que los receptores ni fueran por ejemplo miembros del gobernante Partido Comunista de Cuba.
AP