Desde la OEA, el mandatario chileno señaló que se pueden usar otros mecanismos «para ayudar al pueblo venezolano y para forzar a un gobierno autoritario» a respetar los valores esenciales
El presidente chileno, Sebastián Piñera, reiteró este viernes ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington que la intervención militar «no es una opción» para Venezuela. Así lo expresó después de una semana de debates en la ONU.
«La opción militar no es una opción buena para este problema, uno sabe cómo comienzan las intervenciones militares, pero uno no sabe cómo terminan las invasiones, los muertos y el dolor y el sufrimiento», reafirmó el mandatario ante el Consejo Permanente de la OEA, reseñó AFP.
«Eso no significa que no haya otros mecanismos que tenemos que usar y, cada vez con mayor fuerza y voluntad, para ayudar al pueblo venezolano y para forzar a un gobierno autoritario y no democrático a reconocer y respetar esos valores esenciales», dijo Piñera, reiterando una postura que defendió esta semana en la ONU.
El presidente chileno tiene previsto reunirse este viernes con el presidente estadounidense, Donald Trump, con el tema de Venezuela en lo alto de la agenda.
«Venezuela no es una democracia, no hay separación de poderes, no hay Estado de derecho, no hay libertad de expresión, no hay respeto a los derechos humanos», insistió Piñera ante la OEA.
«Hay cientos de presos políticos, y eso uno lo sabe y lo siente de inmediato; yo he estado en Venezuela. La democracia es un poco como el amor. Cuesta describir lo que es el amor, pero uno se da cuenta inmediatamente cuando está enamorado. Basta pisar tierra venezolana para darse cuenta de que allí no hay una verdadera democracia», opinó Piñera
Chile es parte del Grupo de Lima, conformado por 14 países americanos, una instancia creada en 2017 en Perú con el fin de colaborar en la búsqueda de soluciones para la crisis político-social que sufre Venezuela.
La semana pasada, este grupo rechazó la idea de cualquier «intervención militar» en el país.
Venezuela atraviesa una aguda crisis económica desde que se intensificó la caída de los precios del crudo entre 2014 y 2016. La debacle se caracteriza, además de la inflación, por una severa escasez de alimentos y medicinas.