De los más de tres millones de venezolanos que han emigrado en los últimos tres años, de acuerdo con cifras de la Organizaciónde Naciones Unidas, una buena parte, aunque no ha sido cuantificada, son niños y adolescentes. Se trata de un sector de la población especialmente vulnerable en materia de acceso a derechos fundamentales, advierte el abogado Carlos Trapani, coordinador general de la ONG Cecodap.
Trapani, junto con el psicólogo Aberl Saraiba, también directivo de la asociación, intervendrá este 14 de febrero en una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Sucre, Bolivia, en la que expondrá los riesgos a los que están expuestos los niños y adolescentes venezolanos que se han visto obligados a marcharse del país. “Explicaremos las causas de este movimiento migratorio, que es importante recordar es de carácter forzado; es decir, la gente se ha ido para escapar de un agudo deterioro de las condiciones de vida. Hablaremos de cuáles son los problemas que encuentran los emigrantes y presentaremos una serie de recomendaciones para atender a esta población”.
Una de sus peticiones será que se elabore un informe especial sobre cómo se han visto vulnerados los derechos de los niños y adolescentes venezolanos forzados a migrar. “Pediremos que se haga una visita a las zonas fronterizas para constatar las difíciles condiciones que deben afrontar no solamente en Colombia, al igual que en Brasil y en los pasos limítrofes entre Ecuador y Perú”, dijo.
La intención, agregó, es que se activen protocolos de protección de la niñez venezolana que velen por su acceso a la seguridad, a la educación, a la salud, entre otros aspectos. Indicó que una de las dificultades para atender a este sector tiene que ver con que la migración no solo se está produciendo por caminos formales, sino que además se hace a través de trochas clandestinas, por las que están movilizándose niños y adolescentes acompañados o solos.
Cecodap presentó en diciembre un informe especial sobre los peligros y la vulneración de derechos que sufren niños, niñas y adolescentes en zonas fronterizas y mineras. Uno de los datos revelados en esta investigación, que incluyó un sondeo entre 68 hogares donde se separaron padres e hijos por causa de la migración, es que en 10% de esos casos fueron los niños los que se marcharon del país.