El Papa ha advertido sobre las habladurías, que «destruyen» todos los ámbitos de la vida, como la familia, la escuela, el lugar de trabajo o la amistad: «Por la lengua comienzan las guerras», ha afirmado.
Durante su intervención en el Ángelus, Francisco ha destacado la importancia de quienes tienen responsabilidades educativas o de liderazgo, exhortándolos a ser conscientes de su delicado papel y a discernir siempre el camino correcto a seguir para guiar a las personas. citó Europa Press.
En este sentido ha exhorado a los fieles a no ser presuntuosos e hipócritas: «Muchas veces, todos lo sabemos, es más fácil o más cómodo ver y condenar las faltas y pecados de los demás, sin poder ver los propios con la misma lucidez».
El Pontífice ha subrayado que siempre escondemos nuestros defectos, «incluso los escondemos a nosotros mismos».
Ante esta actitud, el Papa ha recordado que existe la tentación de ser indulgente con uno mismo. Por eso «mientras observamos y corregimos las faltas de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de que nosotros tenemos faltas», ha manifestado.
«Si creo que no tengo defectos, no puedo condenar o corregir a los demás. Todos tenemos defectos: todos. Y debemos ser conscientes, y antes de condenar a otros debemos mirar dentro de nosotros mismos», subrayó Francisco.