El régimen que lidera el sandinista Daniel Ortega en Nicaragua ha liberado provisionalmente en la mañana de este miércoles a al menos 100 detenidos en el marco de las manifestaciones que desde el pasado abril exigen el fin de 12 años de Gobierno autoritario. La excarcelación se da el primer día de reanudación de las negociaciones para encontrar una salida a la profunda crisis política en el país centroamericano, que deja al menos 325 muertos y más de 50.000 exiliados y que ha deteriorado gravemente su economía. La opositora Alianza Cívica —el grupo conformado por empresarios, académicos, estudiantes universitarios, campesinos y organismo de la sociedad civil— había exigido la liberación inmediata de todos los detenidos, considerados presos políticos, como primera condición para dialogar.
El Ministerio de Gobernación (Interior), a través de una nota de prensa, informó que el centenar encarcelados recibieron el «beneficio de convivencia familiar u otras medidas cautelares», lo que supone que su salida de la cárcel puede ser temporal. Está aún por verse si este primer gesto del Gobierno logra convencer a los opositores para que las negociaciones avancen. Por lo pronto la oposición a Ortega ha informado de que tras la sesión de este miércoles ha acordado con los representantes del Ejecutivo «una hoja de ruta» y nueve de 12 puntos para la negociación, aunque no explicaron cuáles son, manteniendo así el secretismo que ha caracterizado a la jornada.
Este miércoles por la mañana, decenas de familiares llegaron a la sede de la cárcel La Modelo (norte de Managua) a la espera de la liberación de sus allegados. Había mucha expectación después que el martes por la noche se supiera del movimiento de oficiales antidisturbios hacia esa prisión y el aumento de los rumores sobre una posible liberación. Las imágenes muestran a madres en lágrimas y gritos de felicidad, y a varios buses saliendo del lugar patrullados por los oficiales. Una escena similar se ha vivido en la presión de mujeres La Esperanza, donde han sido liberadas al menos 11 detenidas, relata a EL PAÍS Daniel Esquivel, integrante del Comité Pro Libertad de Presos Políticos y pareja de Irlanda Jerez, comerciante muy crítica con el régimen detenida en julio. Jerez, sin embargo, no está entre las mujeres liberadas este miércoles. Muchos de los detenidos enfrentaban acusaciones y procesos judiciales por delitos ligados a «terrorismo».
En comunicación telefónica desde Managua, Esquivel subraya que Ortega hace este gesto «para quitarse la presión internacional que tiene». «Pero ahora debe liberar a todos los presos políticos en los próximos días», remarca. A su juicio, «la Alianza Cívica tiene una fuerte exigencia por parte del Comité, que es demandar la libertad para todos los presos a lo inmediato, sin condiciones y sin asedio. De lo contrario no puede haber diálogo». Los familiares de los encarcelados mantienen una comunicación directa con los delegados de la Alianza para negociar con Ortega, que les han «prometido» que la liberación de los retenidos será el primer punto que pondrán en la agenda.
Las negociaciones comenzaron sin cobertura de prensa, una de las exigencias del Ejecutivo sandinista tras anunciar su disposición a sentarse en la mesa del diálogo. Entre quienes conforman el equipo negociador por parte del Gobierno destacan el canciller Denis Moncada, los diputados Edwin Castro y Wilfredo Navarro y Francisco Rosales, magistrado de la Corte Suprema —controlada por Ortega—. En la mesa de negociación también estuvieron presentes el cardenal Leopoldo Brenes y el representante del Vaticano, Waldemar Stanisław Sommertag. Una fuente cercana a las negociaciones subraya que han presentado tres primeras condiciones a las autoridades nicaragüenses, que incluyen la libertad de todos los presos políticos, que se solicite a organizaciones internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), Naciones Unidas o la Unión Europea su participación como mediadores o garantes. También que se permita la cobertura del proceso por parte de los medios de comunicación. “Si ellos [gobierno] no aceptan estas condiciones, para nosotros es imposible seguir [con las negociaciones]. Son parte de las reglas del juego”, dice esta fuente.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, dijo que el organismo podría actuar como «garante» en las negociaciones para alcanzar una «solución nicaragüense» a la crisis, informa Efe. Almagro se reunión en Washington con el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, quien advirtió a través de su cuenta de Twitter que «si no hay resultados concretos [en el diálogo], llegarán las medidas a Nicaragua». A mediados de febrero el jefe de la Eurocámara había enviado una carta a Ortega en la que informaba que habría «muy pronto medidas».
Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), califica de “burla” el camino emprendido por el régimen y explica que lo que las autoridades han hecho es un cambio en la situación legal de los detenidos. «Es un engaño: aquí no se ha liberado a nadie», explica a EL PAÍS. «En todo caso lo que tenemos es el cambio de la prisión propiamente dicha a una situación de casa por cárcel, pero ese cambio de medida cautelar no está soportado por los jueces, quienes debieron emitir un documento judicial. Los presos políticos aseguran que no lo recibieron». La defensora de derechos humanos asegura tener una «profunda desconfianza» en las negociaciones e hizo un llamado a los integrantes de la Alianza Cívica a «no ceder» frente a las condiciones que impongan los negociadores del oficialismo. «No creo que Ortega esté sentado ahí de buena fe. Lo hizo porque está con el agua al cuello».
Tanto la OEA como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Parlamento Europeo han exigido a Ortega la liberación de los detenidos en el marco de las protestas como un gesto de buena voluntad frente a una posible negociación con la oposición. Entre los detenidos liberados de esta mañana está José Alejandro Vanegas, de 62 años, que fue apresado por manifestarse corriendo en las manifestaciones como forma de repudio contra Ortega. También Brenda Muñoz, de 46 años, enferma de cáncer hepático y cuya libertad se exigía para que pudiera ser atendida. Además, han sido puestos en libertad estudiantes de la ciudad universitaria de León (90 kilómetros al noroeste de Managua), que en abril se alzaron en rebeldía contra el régimen. «Estar preso es un honor. Para mí [la cárcel] era una trinchera de lucha y aunque yo estuviera preso mi mente estaba libre», dice Venegas en la primera declaración a medios de comunicación tras ser liberado. «Salgo sin temor a nada, no le tengo temor a Daniel [Ortega], es un terrorista que impuso el temor a toda la población».