El Papa Francisco sancionó a Mons. Michael J. Bransfield, Obispo Emérito de Wheeling-Charleston (Estados Unidos), acusado de abusos y mal manejo económico con fondos de la Iglesia.
En un comunicado publicado el viernes 19 de julio por la Nunciatura Apostólica en Estados Unidos, se señala que “el Santo Padre ha decidido establecer” tres “medidas disciplinarias para el Obispo Emérito Bransfield”.
“La prohibición de residir en la diócesis de Wheeling-Charleston”, “la prohibición de presidir o participar en cualquier celebración pública de la liturgia en cualquier lugar” y “la obligación de enmendar personalmente” el daño causado.
“La naturaleza y la extensión de estas enmiendas serán decididas consultando con el futuro Obispo de Wheeling-Charleston”, precisa el comunicado.
Mons. Bransfield es acusado de haber acosado y coaccionado sexualmente a seminaristas, sacerdotes y otros adultos mientras fue Obispo de Wheeling-Charleston. También se le acusa de haber dado grandes cantidades de dinero y regalos a altos líderes de la Iglesia, usando fondos de la diócesis.
La renuncia a su cargo fue aceptada por el Papa Francisco el 13 de septiembre de 2018, cinco días después de que Mons. Bransfield cumpliera 75 años, la edad para el retiro episcopal.
Cuando el Papa aceptó la renuncia del Obispo, nombró como Administrador Apostólico de la diócesis a Mons. William E. Lori, Arzobispo de Baltimore. También ordenó el inicio de una investigación.
Las sanciones dadas a conocer ahora, amplían las que ya había decidido Mons. Lori en marzo de este año cuando le impuso restricciones a Mons. Bransfield en su ministerio como obispo.
Tras la investigación, Mons. Lori confirmó que los encargados de la misma establecieron un patrón de conducta sexual de Mons. Bransfield así como la grave malversación económica de parte del ahora Obispo Emérito de Wheeling-Charleston.
“El informe de la investigación determinó que durante su tiempo como Obispo de Wheeling-Charleston, Mons. Bransfield tuvo un patrón de gastos excesivo e inapropiado” como las diversas renovaciones en varias de sus residencias, así como el mal uso de fondos de la Iglesia “para beneficio personal como viajes, comidas, licores, regalos y artículos de lujo”.
Algunos de los obispos que recibieron dinero de parte de Mons. Bransfield se han comprometido a devolverlo. reseña aciprensa