Ricardo Castello Branco, el nuevo jefe de Petrobras, la gigante estatal brasilera de petróleo, dijo el jueves al asumir sus funciones que quería trazar una línea bajo el pasado de la empresa y ofrecer «un nuevo amanecer».
«Los monopolios restringen la libertad», dijo a una multitud de funcionarios y ejecutivos de Petrobras.
Hace un par de años atrás, la empresa «fue saqueada por una organización criminal formada por políticos corruptos, enemigos del capitalismo y un grupo pequeño de empleados», dijo.
«Las personas privilegiadas y los monopolios son intolerables en una sociedad libre». afirmó.
Las duras palabras hicieron referencia al extenso escándalo de corrupción de miles de millones de dólares que involucró a Petrobras y a algunos partidos políticos, incluyendo al Partido de los Trabajadores, que gobernó Brasil de 2003 a 2016.
Las investigaciones sobre el escándalo, apodadas Lava Jato, derribaron a políticos, incluyendo al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y dieron como resultado que Petrobras pagara un acuerdo de 2.950 millones de dólares a los accionistas estadounidenses.
Castello Branco también se refirió a la gran deuda que acumula Petrobras, que actualmente asciende a alrededor de 73.000 millones de dólares.
Incorporado por el nuevo ministro de Economía, Paulo Guedes -que al igual que él forma parte del club de los «Chicago Boys», un grupo pro libre mercado formado en Estados Unidos que se graduó de la Universidad de Chicago- tiene la intención de cambiar a Petrobras al reducir su dependencia del Estado.
Su estrategia, dijo, es simple: mejor gestión, reducir costos de capital, buscar eficiencias, imponer una meritocracia, la seguridad de los trabajadores y la protección del medio ambiente.
«Es un nuevo amanecer para Brasil y para Petrobras. Ha llegado el momento de promover un cambio para los accionistas que están bajo control de la sociedad brasileña», dijo.
Antes de ser nombrado para el puesto principal de Petrobras, Castello Branco, exmiembro de la junta directiva de la compañía, había respaldado la idea de privatizar al gigante petrolero.
Pero el nuevo presidente de ultraderecha de Brasil, Jair Bolsonaro, ha manifestado -al igual que muchos brasileños- que no está a favor de que sea vendido, por lo que esa ambición se ha reducido.
Petrobras ya se encuentra en un ciclo de desinversiones para reducir la deuda masiva. Se espera que Castello Branco acelere ese proceso.