Con temperaturas bajo cero, cientos de solicitantes de asilo mexicanos, entre ellos unos 200 niños pequeños, dormían a la intemperie en Ciudad Juárez, cerca de la frontera con Estados Unidos, mientras autoridades trataban de llevarlas a refugios preocupadas por su salud.
En los últimos meses, Ciudad Juárez ha visto un aumento de los mexicanos que buscan solicitar asilo en Estados Unidos, lo que ha generado problemas logísticos debido al bajo número de casos que las autoridades estadounidenses atienden al día en el paso fronterizo.
La lista de espera es de unas 1,200 personas, de las cuales aproximadamente 550 se quedan en campamentos cerca del puente hacia Estados Unidos, dijo el gobierno de Chihuahua. Muchas familias se niegan a moverse por temor a que alejarse del lugar les haga perder su lugar en las listas para los trámites migratorios.
Casi la mitad de quienes están en los campos son niños menores de 12 años, sostienen autoridades.
“Por su propio bien, no pueden estar en estos espacios públicos”, dijo preocupado Enrique Valenzuela, quien dirige los servicios de protección civil en Chihuahua y trataba de persuadir a los migrantes para que se mudaran a refugios. “Es por el bien de sus hijos e hijas que están expuestos al crimen y, sobre todo, a las inclemencias del tiempo”.
Los pronósticos del clima predicen temperaturas de congelación en Ciudad Juárez-El Paso para el fin de semana.
Las políticas del presidente Donald Trump destinadas a reducir el número de recién llegados a Estados Unidos han llevado a que decenas de miles de solicitantes de asilo, principalmente centroamericanos, vivan durante meses en México mientras esperan citas en los tribunales o entrevistas con funcionarios fronterizos.
El miércoles, un abuelo procedente del estado Zacatecas se sentó junto una pequeña parrilla donde la gente preparaba el desayuno, revolviendo chile y huevos, mientras su nieta de un año estaba sentada en una silla envuelta en varios suéteres.
El café que bebió estaba hecho con agua que aún estaba congelada cuando la intentaron verter en una olla para hervirla.
Rodrigo, quien solo dio a conocer su primer nombre por temor a represalias, dijo que viajó con su hijo, su nuera y su nieta para escapar de la violencia en su estado natal.
Toda la familia dormía en una tienda de campaña, aislada con cartón y láminas de plástico. Cuando las temperaturas cayeron a menos 4 grados Celsius en la madrugada, el bebé se despertó llorando, contó Rodrigo.
El hombre dijo que su familia había estado esperando durante más de dos meses para ser incluida en la lista. A pesar del pronóstico del clima, no tienen planes de irse a refugios.
“Solo tenemos 10 familias por delante en la lista, por lo que cruzaremos en los próximos ocho días más o menos (…) si no está aquí para pasar lista por la mañana, su familia es eliminada después de dos o tres ausencias”, dijo Rodrigo.
Una mujer que declinó dar su nombre dijo que estaba considerando mudarse a otra ciudad para escapar del frío y de los miembros del cártel que temen la hayan seguido desde el estado Guerrero, en el sur del país.
Otras personas dijeron que abandonarían el campamento, preocupados porque los niños se enfermarían. Narraron que algunas familias han decidido cruzar la frontera ilegalmente en lugar de esperar.
Funcionarios en Chihuahua buscaban una reunión con sus homólogos estadounidenses para discutir la situación en los campamentos, dijo una fuente en México, que pidió el anonimato. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos no respondió a una solicitud de comentarios.
Reuters