La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, ha llegado este martes a Taiwán.
Se trata del primer arribo a la isla de un político estadounidense de tan alto rango en los últimos 25 años. Si bien inicialmente el itinerario oficial de la gira asiática de Pelosi incluía solo Singapur, Japón, Corea del Sur y Malasia, diversos medios estadounidenses y taiwaneses informaron, citando a fuentes gubernamentales, que la visita a Taiwán sí se llevaría a cabo.
Con miras a la llegada de Pelosi, las tensiones entre Washington y Pekín han ido en aumento, generando fuertes protestas por parte de las autoridades chinas. En particular, el presidente de China, Xi Jinping, manifestó el jueves durante una conversación telefónica con el presidente estadounidense Joe Biden que «los que juegan con fuego se prenderán fuego a sí mismos«, al calificar la visita como interferencia en los asuntos internos de la nación asiática.
Por su parte, Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, advirtió este lunes que el Ejército de su país «no se quedará de brazos cruzados» si la presidenta de la Cámara de Representantes visita finalmente la isla, y subrayó que ello «conduciría a un impacto político atroz». El viernes, el vocero advirtió de «contramedidas decididas» si EE.UU. desafía las «líneas rojas» de la nación.
- Pekín considera a Taiwán como parte irrenunciable de su territorio, e insiste en que cualquier negociación con la isla que pase por encima del Gobierno central viola el principio clave de su política de una sola China. La mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a la isla como parte integral de la República Popular China.
- Aunque Washington no reconoce a Taiwán —que se autogobierna desde 1949 con una administración propia, como país independiente—, mantiene una política de ambigüedad estratégica hacia la isla, reservándose el derecho a mantener relaciones especiales con Taipéi, que, en su opinión, toma sus propias decisiones.