Tras el asalto al Capitolio del miércoles 6 de enero, Donald Trump se encuentra cada vez más aislado. A los llamados a abrir un proceso de ‘impeachment’ o activar la enmienda 25 para su destitución inmediata, se sumó el 8 de enero una carta de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en la que la líder demócrata insta al Congreso a acelerar estos procesos y dice haber hablado con el jefe del Estado Mayor Conjunto para prevenir que Trump acceda a los códigos nucleares.
Después del asalto al Capitolio el miércoles 6 de enero, alentado por él mismo, Donald Trump arriesga convertirse en el primer presidente de Estados Unidos sometido dos veces a juicio de destitución, tras el superado en febrero de 2020.
A los llamados en ese sentido que han hecho numerosos congresistas y no pocos comentaristas, que consideran la vía del ‘impeachment’ (juicio político) o la enmienda 25 (mediante la cual podría ser destituido por iniciativa del vicepresidente Mike Pence y una mayoría del gabinete), les siguieron este viernes 8 de enero los pasos concretos que empieza a dar el Partido Demócrata en esa dirección.
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, hizo pública una carta que dirigió a la reunión del caucus de su partido. En ella se declara partidaria de que los republicanos fuercen a Trump a renunciar o que el vicepresidente Pence acceda a la petición de activar la enmienda 25, según la cual él mismo y una mayoría del gabinete podrían proceder a destituir al presidente.
BREAKING: Speaker Pelosi, in letter to colleagues, says she's spoken to Joint Chiefs Chairman Milley "to discuss available precautions for preventing an unstable president from initiating military hostilities or accessing the launch codes and ordering a nuclear strike." pic.twitter.com/TU8DlWkmfG
— NBC News (@NBCNews) January 8, 2021
«Aún esperamos tener noticias suyas lo antes posible con una respuesta positiva sobre si él (Pence) y el gabinete honrarán su juramento a la Constitución y al pueblo americano», escribía Pelosi en la carta, en la que también llamaba a los representantes republicanos a seguir el camino que tomaron con Nixon e instar a Trump a abandonar la Presidencia «inmediatamente» tras «los actos peligrosos y sediciosos» del jefe del Ejecutivo contra otra rama del poder.
El impacto inmediato de las imágenes de seguidores de Donald Trump asaltando el Capitolio y las palabras del presidente alentándolos ha marcado un antes y un después en el país. El balance fatal de la jornada, cuatro civiles y un policía veterano de la guerra en Irak, refuerzan la consternación y la indignación, incluso en las filas republicanas.
Aunque al final de ese miércoles Trump instó a los asaltantes del Capitolio a volver «a casa en paz» y luego hizo un llamado a la reconciliación y a una «transición ordenada», muchos atribuyen esas declaraciones al temor del mandatario a ser sometido a un juicio de destitución por lo sucedido, lo cual, de resultar, podría impedirle no solo presentarse como candidato en 2024, como él ha insinuado, sino ocupar cualquier cargo público.
Declaraciones como la de la senadora republicana de Alaska, Lisa Murkowski, que llamó a Trump a renunciar e irse, reflejan que ese estado de ánimo también permea a quienes hasta ese día cerraban filas tras el mandatario.
Falta de consenso en el partido Republicano frente a la destitución de Trump
«Quiero que renuncie. Lo quiero fuera. Ha causado bastante daño», dijo Murkowski en una entrevista con el diario ‘Anchorage Daily News’. «Si el Partido Republicano se ha convertido en nada más que en el partido de Trump, sinceramente cuestiono si este es el partido para mí», reflexionó la senadora, quien aseguró que Trump no renuncia «por su ego».
Por su parte, el senador Ben Sasse de Nebraska, conocido crítico de Trump, aseguró también que consideraría «definitivamente» la impugnación porque el presidente «ignoró su juramento de oficio». Sin embargo, es improbable que, a escasos días de finalizar su mandato, los republicanos le obliguen a renunciar o que él mismo incluso acepte hacerlo.
El propio Pence se ha mostrado reacio a invocar la enmienda 25. Mitch McConnell, líder de los republicanos en el Senado, mandó también un memorando a los senadores de su partido, indicando que el juicio no se celebraría antes de la fecha de transición – el 20 de enero – pues el Senado no se reúne hasta el día 19 y un cambio de fecha requeriría el consenso de todos los senadores.
Los demócratas contemplan la figura de un ‘impeachment’ rápido, que la Cámara podría votar la semana próxima. Pelosi dejó abiertas todas las opciones. «Si el presidente no abandona el cargo de forma inminente y voluntaria, el Congreso procederá con nuestra acción», afirmó Pelosi en el escrito en referencia a la posibilidad de un nuevo juicio político contra Trump.
Preocupación por los últimos días de Donald Trump en la Casa Blanca
Si bien Trump aseguró que favorecerá una transición «tranquila, ordenada y sin problemas», Nancy Pelosi parece no confiar en las palabras del mandatario y teme que Trump pueda intentar una última acción bélica para marcar nuevamente su huella como presidente antes de acabar su mandato.
«Esta mañana hablé con el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, y hablamos sobre las precauciones disponibles para impedir que un presidente inestable inicie hostilidades militares o tenga acceso a los códigos de lanzamiento y la orden de un ataque nuclear, explicó Pelosi en su memorando.
«La situación de este presidente fuera de control no podría ser más peligrosa y debemos hacer todo lo posible para proteger al pueblo estadounidense de su desequilibrado asalto a nuestro país y a nuestra democracia», añadió, haciendo referencia a la que considera inestabilidad emocional de Trump tras ser incapaz de reconocer su derrota en las pasadas elecciones de noviembre.
Twitter elimina definitivamente la cuenta de Trump
Mientras tanto, la polémica en torno a las redes sociales del presidente no para de crecer. Si en un primer momento, tras los hechos ocurridos en el Capitolio, Twitter decidió borrar los últimos tweets de Trump y bloquear por unas horas su cuenta, el viernes 8 de enero la red social decidió cerrar su cuenta personal definitivamente, en un movimiento que ha despertado la controversia en relación a la capacidad de veto de estas compañías.
«Tras una revisión minuciosa de los tuits recientes de la cuenta @realDonaldTrump y el contexto que los rodea, hemos suspendido permanentemente la cuenta debido al riesgo de una mayor incitación a la violencia», indicó Twitter en un comunicado publicado en su blog oficial.
El presidente saliente respondió que Twitter «ha ido más y más lejos a la hora de prohibir la libertad de expresión», y les acusó de haberse «coordinado con los demócratas y la izquierda radical», en un comunicado oficial de la Casa Blanca. «¡No nos silenciarán!», aseveró.