Indígenas se trenzaron en nuevos y cada vez más violentos choques con la fuerzas de seguridad este viernes en Quito, tras lo cual el presidente Lenín Moreno les planteó un diálogo cara a cara sobre su rechazo a los ajustes económicos pactados con el FMI.
“Es indispensable frenar la violencia. Hay que encontrar soluciones”, clamó Moreno después del llamado de la dirigencia a radicalizar las acciones tras el fracaso de una primera tentativa de diálogo a instancias de la ONU y la Iglesia católica.
“Hago un llamado a los dirigentes a dialogar directamente conmigo”, enfatizó.
Este viernes los disturbios se reactivaron con fuerza en los alrededores de la sede Legislativo, que había sido asaltada brevemente por los indígenas el martes, y en otro punto céntrico de Quito.
Los manifestantes lanzaron piedras y pirotecnia a los uniformados que respondieron con gas lacrimógeno y proyectiles de goma. Vehículos antimotines avanzaron sobre encapuchados que llevaban lanzas y escudos de madera.
“¡Asesinos!”, gritaron los indígenas. Fotógrafos de la AFP registraron el traslado de heridos en camillas improvisadas por los manifestantes. También otras imágenes captaron a indígenas trepando por edificios públicos, mientras militares se atrincheraban a las afueras de la Asamblea Legislativa.
Desde que estallaron protestas hace diez días han muerto cinco civiles y se registran unos 2.000 heridos y detenidos, según la Defensoría del Pueblo.
Los choques recrudecieron con la llegada a la capital de indígenas de la Amazonía armados con lanzas.
EE UU respalda a Moreno
Moreno, que días antes se mostró confiado en un “pronto” arreglo, sigue la crisis desde el puerto de Guayaquil, adonde trasladó la sede de gobierno después de declarar el estado de excepción y enviar las Fuerzas Armadas a contener las protestas.
El descontento social con sus reformas económicas sumió en una espiral de caos a Quito e interrumpió el transporte de petróleo, la mayor fuente de divisas, por el principal ducto a causa de la ocupación de pozos en la Amazonía.
Además del fin de subsidios, las medidas prevén recortar derechos a empleados públicos.
Washington, a través de un comunicado del secretario de Estado Mike Pompeo, apoyó al presionado gobierno ecuatoriano y sus “necesarias” reformas.
“Reconocemos las decisiones difíciles tomadas por el gobierno de Ecuador para (…) promover un crecimiento económico duradero”, añadió el responsable.
La Conaie exige que los ajustes sean derogados. “A los países que firmaron acuerdos con el FMI les fue mal”, dijo Diego De la Vega, un universitario de 24 años que se sumó a las protestas indígenas.
En el poder desde 2017, Moreno enfrenta su mayor crisis debido a los millonarios préstamos que contrajo para aliviar el pesado déficit fiscal que achaca al derroche, endeudamiento y corrupción del gobierno de su antecesor y exaliado Rafael Correa.
Protesta robustecida
Dolida por la muerte de un responsable indígena en las manifestaciones del miércoles, la Conaie prometió “radicalizar” sus acciones mediante bloqueos de vías y toma de instalaciones públicas.
Este viernes en 17 de las 24 provincias se registraron cortes de carreteras, según el Sistema Integrado de Seguridad ECU911.
Al mismo tiempo un millar de indígenas de la Amazonía, según la Conaie, llegó a Quito para sumarse a las protestas.
Los amazónicos se adhirieron a los indígenas del centro andino que entraron a la capital desde el lunes a pie y en autobuses, desafiando el estado de excepción impuesto por Moreno al inicio de la protesta.
El dirigente Marlon Vargas lanzó un nuevo llamado a intensificar la protesta en la selva amazónica. “Dentro de nuestros territorios están los destacamentos, los batallones (militares). Ahora sí hay que accionar, hermanos, con fuerza porque aquí nos están matando”.
Los indígenas, que representan el 25% de los 17,3 millones de ecuatorianos, son el sector más castigado por la pobreza y en su mayoría trabajan en el campo. Con la liberación de los precios de los combustibles, deben pagar más para el transporte de sus productos al tiempo que temen una inflación generalizada.
Desde Bélgica, donde vive desde que dejó el poder en 2017, el expresidente Correa llamó a la desobediencia a la fuerza pública.
“No puede seguir reprimiendo a sus hermanos, protegiendo no a la patria sino a un gobierno acabado por su propia traición, mediocridad y entreguismo”, dijo en un mensaje por redes sociales.