Miles de manifestantes prodemocracia volvieron a salir este viernes a las calles de Hong Kong desafiando las advertencias del presidente chino Xi Jinping y paralizaron la excolonia británica por quinto día consecutivo.
Manifestantes con la cara cubierta ocuparon los campus universitarios mientras los transportes seguían bloqueados y las calles cortadas con piedras y barricadas.
Desde junio, Hong Kong vive un movimiento sin precedentes contra la injerencia de Pekín en este territorio semiautónomo de 7,5 millones de habitantes.
Los organizadores del Clockenflap, el principal festival de música de Hong Kong, decidieron este viernes anular la edición 2019, prevista entre el 22 y el 24 de noviembre «a causa de la escalada de la crisis esta semana y de la incertidumbre creada para las próximas semanas».
Las protestas en Hong Kong tienen lugar sobre todo por la noche y el fin de semana, lo que hasta ahora permitió que este centro financiero internacional funcione de manera relativamente normal durante la semana, a pesar de que su economía se está resintiendo.
Frente a la negativa de China de hacer concesiones, los manifestantes cambiaron el lunes de táctica y lanzaron una campaña para «florecer en todas partes» y bloquear de manera simultánea varios puntos del territorio para abrumar a la policía.
Estas acciones provocaron el caos en Hong Kong, acompañado de violencia de ambas partes, con dos fallecidos en un semana por las protestas.
Las protestas de los últimos cinco días han paralizado a las principales universidades del territorio.
El jueves por la noche la secretaria de Justicia de Hong Kong, Teresa Cheng, que estaba en Londres, se cayó cuando un grupo de manifestantes le gritaba en la calle.
La jefa del ejecutivo de Hong Kong calificó el incidente de «ataque bárbaro», mientras que un portavoz de la diplomacia china acusó al Reino Unido de «echar leña al fuego».
En Londres la policía británica anunció una investigación por una agresión que provocó «una herida en el brazo» a una mujer, pero sin especificar si se trataba de Cheng, que anuló una conferencia prevista el viernes en el Chartered Institute of Arbitrators.
Los manifestantes organizaron este viernes un evento llamado «Lunch With You» («Almuerzo contigo») en el que miles de empleados de oficina salieron a las calles cantando «Stand with Hong Kong» y mostrando una mano con los cinco dedos desplegados.
Este signo es una referencia a las cinco demandas del movimiento prodemocracia, que incluye el derecho a elegir libremente a los líderes de Hong Kong así como una investigación independiente sobre la actuación de la policía.
- Abuso de poder –
«El gobierno ni siquiera respondió cuando dos millones de habitantes se manifestaron pacíficamente», dijo un empleado de oficina de 25 años que se hace llamar Wong, en referencia a las primeras manifestaciones del movimiento.
«La policía está abusando de su poder, el gobierno (…) solo cree que los manifestantes son el problema», aseguró.
Las protestas empezaron con la decisión del gobierno de Hong Kong de introducir un proyecto de ley, ya retirado, que habría permitido las extradiciones a China continental.
El presidente chino Xi Jinping apoyó el jueves a la policía y advirtió que las protestas podrían poner en entredicho el principio «un país, dos sistemas» por el cual Hong Kong dispone de libertades desconocidas en la China Continental.
El principio se aplica desde 1997, cuando esta excolonia británica fue devuelta a China. Xi dijo que «detener la violencia y controlar el caos» era su máxima prioridad.
La tensión volvió a subir el jueves cuando el periódico en inglés Global Times, cercano a las autoridades chinas, dijo que el gobierno de Hong Kong podría anunciar un toque de queda para el fin de semana.
Sin embargo esta información, publicada en un tuit, fue suprimida sin explicaciones aunque los medios oficiales chinos continuaban reclamando este viernes acciones más duras.
«Si bien queda por ver si se introducirá un toque de queda, sin duda se requiere una acción más dura», afirmó el China Daily, un periódico en inglés, en un editorial.
Un hombre de 70 años murió el jueves un día después de recibir el impacto de un ladrillo durante las protestas. La policía anunció una investigación por asesinato.
El pasado lunes otro hombre que estaba discutiendo con los manifestantes fue rociado con líquido inflamable y luego le prendieron fuego. Y el mismo día un policía disparó a bocajarro contra un manifestante.
AFP