El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sancionó este lunes la ley que garantiza el aumento permanente del salario mínimo a partir de 2024 y que amplía la exención del pago del impuesto de la renta para personas físicas.
El mandatario progresista encabezó una ceremonia en el palacio presidencial de Planalto, en Brasilia, a la que asistieron varios de sus ministros, para la firma del texto, que previamente recibió el aval del Congreso.
El ministro de Trabajo, Luiz Marinho, afirmó en el acto que la nueva política de revalorización del salario mínimo impactará directamente a unos 25 millones de personas, entre trabajadores y pensionistas, y estimulará la actividad económica del país.
Actualmente, el salario mínimo en Brasil es de 1.320 reales (270 dólares o 250 euros al cambio de hoy) al mes.
Con las nuevas reglas, la subida del salario mínimo volverá a calcularse como se hacía hasta 2015, es decir, se reajustará en función de dos parámetros: la inflación anual más la variación positiva del producto interior bruto (PIB).
De esta forma, el Gobierno espera mantener el poder adquisitivo de los brasileños, después de varios años de pérdida real, situación agravada con la pandemia de la covid-19, y eventualmente aumentarlo, en caso de que la economía esté en fase expansiva.
No obstante, si el PIB brasileño es negativo, el salario mínimo solo aumentará a partir del índice de precios al consumidor.
Por su parte, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, reconoció que el aumento establecido para este año es «poco», pero lanza una «señal clara» e «importante» de que el «trabajador está en el centro de las atenciones del Gobierno».
La ley sancionada también incluye una de las grandes promesas electorales de Lula: la exención del impuesto sobre la renta, de forma permanente y a partir de este mismo, para aquellos con ingresos de hasta 2.112 reales al mes (unos 433 dólares) al mes.
Antes, la franja de exención era hasta los 1.904 reales (390 dólares). EFE