Víctimas directas de los efectos devastadores del colapso de su moneda nacional, los sirios buscan desesperadamente revertir esta caída, que ha empeorado todavía más la profunda crisis económica que atraviesa el devastado país en guerra.
La libra siria cayó recientemente a un mínimo histórico en el mercado negro, cotizando a más de 1.200 libras por un dólar, casi tres veces la tasa oficial establecida por el Banco Central, en 434 libras sirias por billete verde.
Antes de que comenzara la guerra en Siria en 2011, el dólar cotizaba a 48 libras sirias a la tasa oficial.
Esta fuerte depreciación provocó un salto en los precios del mercado, incluidos los alimentos básicos, un fenómeno atribuido por Damasco al endurecimiento de las sanciones occidentales contra Siria.
La crisis monetaria también está vinculada a la del vecino Líbano, donde el sistema bancario era el principal proveedor de divisas. En los últimos meses, los bancos libaneses han impuesto restricciones draconianas a la obtención de dólares, en medio de una grave crisis económica.
Para mitigar las consecuencias de la caída en su moneda, los sirios lanzaron una campaña llamada «Nuestra libra es nuestro orgullo», que ofrece productos a la venta al precio de una libra siria, una moneda que ha estado en circulación durante años y desprovista de cualquier valor fiduciario.
«Mi padre era conductor de autobús y mantuvo estas monedas incluso después de que dejó de trabajar hace varios años», dice Nadia, acompañada por su padre, con una bolsa llena de monedas en la mano.
«Ahora es el momento de usarlas», agrega, mirando los puestos de una feria organizada en Damasco en respuesta a esta campaña.
A petición de la Cámara de Comercio, más de 50 compañías participaron durante el mes de enero, vendiendo por un día todos sus productos por una única libra cada uno.
– Buena iniciativa, pero… –
La campaña no tiene un impacto económico importante, pero los participantes creen que han ayudado a mitigar los efectos del encarecimiento generalizado. Ante la crisis, otros comerciantes también ofrecen descuentos.
Para Abdel Salam Ashi, director de ventas de una empresa especializada en productos de limpieza, la campaña «Nuestra libra es nuestro orgullo» es como ofrecer sus productos de forma gratuita.
Su compañía, dice, decidió participar «para ayudar a la economía».
Muy cerca, Samer Darwich dirige un puesto de comida.
Ciertamente, «estamos perdiendo dinero, pero al final beneficia a la economía». Y «si la economía mejora, beneficiará directamente a nuestro negocio», argumenta.
Sin embargo, para algunos clientes de la feria, esta campaña no podrá detener el colapso de la libra siria. «Es una buena iniciativa, pero lamentablemente es casi imposible» aprovecharla a gran escala «porque la moneda de una libra ha desaparecido» hace mucho tiempo, explica Fadwa a la AFP.
En los suburbios de Damasco, el dueño de una tienda de cosméticos dice que no puede vender sus productos por una libra «simplemente porque las piezas no están disponibles» en el mercado.
Una cliente está de acuerdo, pero para ella el objetivo de la campaña es animar a los consumidores. «Es un impacto social, no económico», dijo, aunque prefirió no revelar su nombre.
– Sanciones y subvenciones –
Las autoridades sirias también están tratando de frenar la hemorragia. Un reciente decreto presidencial endurece las sanciones contra el uso de moneda extranjera.
Quienes violen esa determinación enfrentan hasta siete años de trabajo forzado, además de una multa. Hace tres años esa pena era de apenas seis meses de prisión.
Las casas de cambio también están en el punto de mira de las autoridades, y el gobierno acusa a algunas personas de manipular la tasa con fines de lucro.
Al mismo tiempo, las autoridades anunciaron el establecimiento, desde febrero, de un sistema de subsidio de productos esenciales, como el azúcar y el arroz, cuyos precios casi se han duplicado en los últimos meses.
Se ha introducido una tarjeta magnética para permitir a sus titulares aprovechar los precios subsidiados en los supermercados designados por el Estado.
Según este sistema, cada familia tiene derecho a 4 kg de azúcar, 3 kg de arroz y 2 kg de té por mes, según el ministerio de Comercio Interior y Protección del Consumidor.
AFP