Un posible caso de hongo negro levanta las alarmas en Brasil. Esta rara infección presenta unos niveles de mortalidad de entre un 50% y un 80% y ya se ha cobrado la vida de miles de personas en la India. Pero ¿qué posibilidades tiene de expandirse por América Latina?
El pasado domingo 30 de mayo, el Departamento de Salud del estado brasileño de Santa Catarina anunció que había detectado en la ciudad de Joinville un caso sospechoso de mucormicosis, popularmente conocido como hongo negro.
En la lejana India, las autoridades están presenciando un vertiginoso aumento de los casos que ya ha afectado a más de 9.000 personas. La infección tiene una tasa de mortalidad mayor al 50% y la mayoría solo se salva al extirpar un ojo. Ocho de cada diez pacientes necesitan una cirugía inmediata.
Una corte de Nueva Deli dictaminó incluso que los médicos deberían priorizar la medicación de los pacientes más jóvenes y a aquellos que tienen mayores posibilidades de sobrevivir, en detrimento de las personas mayores, la mayoría de los cuales no logra superar la infección.
Sputnik conversó con dos especialistas brasileños para comprender mejor por qué la India sufre este brote y cuál es el potencial que podría tener este hongo de extenderse por toda Latinoamérica.
El peligro de los hongos y cómo prevenirlos
Los hongos pertenecen a un reino distinto al de las plantas o animales, aunque filogenéticamente son más cercanos a estos últimos. Incluyen a los mohos y levaduras y están ampliamente expandidos por todo el mundo. Aunque no lo percibamos, nos rodean todo el tiempo y la mayoría son totalmente inofensivos.
La mucormicosis es una infección causada por diversos hongos saprófitos que habitualmente afecta a pacientes con algún tipo de inmunodeficiencia, ya sea diabéticos o pacientes con SIDA. Durante la pandemia del coronavirus, se ha visto afectando a personas luego de haber pasado por una difícil recuperación.
«Estos hongos son oportunistas. Cuando nuestros niveles de inmunidad bajan por alguna razón o aparecen las condiciones adecuadas en nuestros organismos, proliferan», explica Davis Ferreira, profesor del Instituto de Microbiología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Y es que el coronavirus provoca una respuesta inmune en el paciente que destruye los vasos y el tejido del paciente, situación que es aprovechada por los hongos y bacterias para infectarlo, agrega Fernando Zanotto, profesor de Microbiología en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Sao Paulo (USP).
«Dependiendo de lo grave que está la persona [con COVID-19] esta enfermedad puede ser extremadamente desafiante, como lo sería tratar cualquier infección oportunista en una persona que ya se encuentra en una condición muy grave».
Zanotto comparte que una buena estrategia para protegerse de enfermedades oportunistas como el hongo negro es «caminar en espacios soleados y dejar las puertas y ventanas de las casas abiertas para que corra el aire». Estas medidas son efectivas porque reducen la posibilidad de inhalar los poros del hongo e infectarse.
Ambos expertos afirman que aún es demasiado pronto para evaluar cómo evolucionará el hongo negro en Brasil, pero no creen que el país sufra un brote similar al que está atravesando India. Ferreira destaca varios factores de la calamidad que azota a ese país es tanto la sobrepoblación, como la densidad de población, la calidad de la vivienda y el saneamiento básico.
«Los hospitales no han podido manejar la enfermedad por mucho tiempo. Mucha gente contagiada en las calles, mucha pobreza, mucha falta de higiene, mucha falta de medicinas», subraya el profesor.
Por su parte, Zanotto cree que ahora que hay sospechas de un caso en Brasil, los médicos serán más cautelosos y realizarán pruebas específicas «para saber si las personas tienen este hongo u hongos en general».
por Sputnik