Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) terminaron sin acuerdo la primera jornada de una cumbre destinada a pactar el plan de reconstrucción económica por la pandemia de coronavirus, en la que constataron que el principal escollo para lograrlo estará en el volumen y las condiciones del fondo de recuperación.
La reunión se reanudará este sábado a las 11.00 horas (09.00 GMT) con la intención de lograr un pacto que sigue siendo difícil tras una primera jornada que sirvió sobre todo para que los Veintisiete reafirmaran sus respectivas posiciones y comprobasen que siguen alejadas.
«Estamos lejos de un compromiso», dijo al término de la reunión el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.
«El progreso es lento, se necesitan más negociaciones», señaló su homólogo maltés, Robert Abela.
Los países denominados «frugales» -Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- siguen siendo los que tienen mayores problemas con la propuesta que está sobre la mesa, aunque entre ellos despunta la oposición holandesa, que exige derecho de veto sobre los planes para recibir ayudas del fondo de recuperación.
A ello se suman una serie de demandas de los diferentes países sobre distintos puntos del paquete, que prevé impulsar la recuperación con el presupuesto comunitario para 2021-2027 y con un fondo de recuperación financiado con la emisión de deuda común.
La primera cumbre presencial tras la pandemia comenzó a las 10.00 horas (08.00 GMT) con un nuevo protocolo -líderes con mascarilla, saludándose con el codo y acompañados de delegaciones más pequeñas- y enseguida entró al debate sobre el plan de recuperación.
Tras ocho horas de negociación, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocó un receso durante el que tuvieron lugar algunas reuniones bilaterales hasta la cena, que comenzó a las 21.00 horas (19.00 GMT) y culminó al filo de la medianoche poniendo fin a la primera jornada.
Los puntos más complicados de resolver conciernen al fondo de recuperación.
Los «frugales» piden que se reduzca tanto su volumen total como la proporción que se entregará en subvenciones con respecto a la propuesta sobre la mesa, que plantea un total de 750.000 millones de euros, de los que 500.000 millones serían subvenciones y 250.000 millones créditos.
Exigen, además, un mayor control sobre el uso del dinero y que se garantice que se utilizará para acometer reformas estructurales.
El primer ministro holandés, el liberal Mark Rutte, aseguró a su llegada al encuentro que solo podría aceptar subvenciones si se concretan las reformas, mencionando directamente reformas laborales o de pensiones, y estas son controladas tanto por las instituciones como por su propio Gobierno.
Holanda pide que los Veintisiete tengan que aprobar por unanimidad los planes que tendrán que presentar los países para recibir ayudas del fondo de recuperación, algo que no reclama ningún otro Estado miembro.
Frente a esto, España e Italia hicieron frente común durante la negociación para defender que el fondo no baje de los 750.000 millones de euros y rechazar de plano que ningún país pueda tener derecho de veto sobre sus planes de reformas, según indicaron varias fuentes diplomáticas.
España considera «inaceptable» el requisito de unanimidad que pide Holanda, aunque estaría dispuesta a aceptar el sistema de aprobación por mayoría cualificada propuesto por Michel, y ha abogado junto con Italia por un mecanismo que incentive las reformas, pero que sea «ágil» y no haga «dificilísimo» recibir fondos, explicaron fuentes de Moncloa.
En un intento de contentar a Holanda, se baraja la posibilidad de introducir el llamado «freno de emergencia», que permitiría que si uno o varios países consideran problemático un plan de reformas se paralice su aprobación hasta tener la opinión de todo el Consejo Europeo, apuntan fuentes europeas.
El canciller austríaco, Sebastian Kurz, se mostró «contento» tras el encuentro por considerar que las negociaciones avanzan en la dirección defendida por los «frugales» y señaló que espera que de cara al sábado haya nuevas propuestas.
Estos cuatro países también demandan un recorte en el presupuesto para 2021-2027 con respecto a los 1,074 billones de euros planteados ahora y quieren, no solo mantener los descuentos que reciben en su aportación al mismo por ser contribuyentes netos, sino aumentar su cuantía, según fuentes diplomáticas.
Francia, por el contrario, ha liderado la oposición a estas compensaciones, que se introdujeron por exigencia del Reino Unido.
También queda por cerrar la cuestión de los criterios para asignar las ayudas del fondo a cada país, donde algunos reclaman un menor peso del nivel de paro, así como la fecha para empezar a devolver la deuda emitida para financiarlo, algo que Michel plantea hacer desde 2026.
Los países debatirán también si quieren introducir una tasa al plástico no reciclado, una tasa digital o un sistema de ajuste de carbono en frontera para afrontar estos costes. EFE