Varios líderes religiosos anglicanos llevan días pidiendo la dimisión de Justin Welby, arzobispo de Canterbury, tras un informe condenatorio sobre cómo gestionó este caso la Iglesia.
El líder de la Iglesia anglicana, Justin Welby, está bajo presión por las acusaciones de que la institución inglesa encubrió durante años la agresión física y sexual de menores de edad por parte de un abogado vinculado a su organización.
Varios líderes religiosos anglicanos llevan días pidiendo la dimisión de Welby, arzobispo de Canterbury, tras un informe condenatorio sobre cómo gestionó este caso la Iglesia.
Entre la década de 1970 y mediados de la de 2010, John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia y que organizaba campamentos de vacaciones, abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en el Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Suráfrica, donde se instaló.
La Iglesia anglicana fue informada oficialmente de estos hechos en 2013 pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una «campaña de encubrimiento», concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia, en un informe publicado el jueves.
Smyth «es posiblemente el abusador en serie más prolífico asociado con la Iglesia de Inglaterra», dice el informe, que detalla el sufrimiento físico, sexual y psicológico «brutal y horrible» que infligió a sus víctimas.
Entre otras cosas se llevó a niños pequeños a su casa en el sur de Inglaterra, donde los golpeaba con un bastón, a veces hasta sangrar, citando justificaciones teológicas.
El informe también concluye que el arzobispo de Canterbury «podría y debería haber denunciado» a la policía la violencia cometida por el abogado a partir de 2013, cuando se convirtió en primado de la Iglesia de Inglaterra.
Smyth murió en 2018 en Suráfrica a los 75 años sin haber sido juzgado.
El caso solo salió a la luz pública en 2017 tras la emisión de un documental de la cadena de televisión Channel 4.
Tras la publicación del informe, Justin Welby dijo que no tenía «ni idea ni sospecha» antes de 2013 pero que reconoció haber «fracasado personalmente» porque no logró que después de esa fecha se investigara «esta horrible tragedia».
A pesar de sus disculpas, tres miembros del Sínodo General, el órgano responsable de decidir sobre cuestiones de doctrina de la Iglesia de Inglaterra, lanzaron una petición este fin de semana para pedir su renuncia.
Según otro informe publicado hace cuatro años, 390 personas vinculadas a la Iglesia de Inglaterra han sido condenadas por delitos sexuales desde la década de 1940 hasta 2018. AFP