La segunda cumbre de las «Nuevas Rutas de la Seda», inaugurada el viernes por Xi Jinping, está dedicada al proyecto estrella del presidente chino, que intenta colocar su país en el centro de las relaciones económicas mundiales.
Oficialmente llamado «el Cinturón y la Ruta», este proyecto trata de mejorar las relaciones comerciales intercontinentales mediante la construcción de puertos, vías férreas y parques industriales.
– ¿Quiénes lo apoyan? –
El presidente ruso Vladimir Putin y el primer ministro paquistaní Imran Khan, aliados de China, están presentes junto a otros 35 jefes de Estado y gobierno procedentes de Asia, África y América Latina, así como los máximos dirigentes de la ONU y el FMI.
Pero la mayoría de los países de Europa occidental, prudentes ante el proyecto chino, sólo han enviado a ministros y Estados Unidos no tiene representación.
Hay una excepción: el jefe del gobierno italiano Giuseppe Conte, cuyo país se sumó a la iniciativa china en marzo, convirtiéndose en la primera nación del G7 en hacerlo.
En total, el foro, que dura hasta el sábado, reúne a participantes de 150 países, incluso de la vecina Corea del Norte.
– Cientos de miles de millones –
Desde el lanzamiento de las Nuevas Rutas de la Seda en 2013, China ha invertido en total 80.000 millones de euros (90.000 millones de dólares) en varios proyectos, y los bancos han prestado entre 175.000 y 265.000 millones de euros (195.000 y 295.00 millones de dólares), según Xiao Weiming, alto responsable chino encargado del programa.
– Los países que se han sumado –
Según el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, 126 naciones y 29 organizaciones internacionales ya han firmado acuerdos de cooperación con Pekín.
Estos acuerdos no suponen necesariamente un apoyo incondicional al proyecto chino, aunque proponen una cooperación en países terceros o en materia de inversiones.
– Trenes –
Una línea de flete ferroviario entre China y Europa une 62 ciudades chinas a 51 ciudades europeas, repartidas por 15 países. Estos trenes han efectuado 14.691 trayectos desde su lanzamiento en 2011, según Pekín.
El valor total de la bienes comerciados en ambos sentidos se acerca a los 30.000 millones de euros (USD 34.000 millones) en 2018.
Reflejo del desequilibrio comercial es que el 94% de los trenes que parten de China están llenos, y solo lo están el 71% de los que hacen el camino inverso.
Además, dos líneas ferroviarias van a unir China a Laos y Tailandia.
En Kenia, un tren destinado a las «Rutas de la seda» une la capital Nairobi a Mombasa, el principal puerto del país, situado al borde del océano Índico.
– Carreteras y puertos –
En Pakistán, se ha construido una serie de infraestructuras (carreteras, líneas férreas, producción de energía) para unir la costa sur del país con la ciudad china de Kashgar (noroeste).
El proyecto, llamado «Corredor económico China-Pakistán», incluye la construcción de carreteras, presas hidroeléctricas y obras en el puerto paquistaní de Gwadar, en el mar de Arabia.
Para Islamabad, el objetivo es estimular el crecimiento nacional; y para Pekín, disponer a través de este acceso marítimo de una vía más rápida y segura para sus importaciones de petróleo desde Oriente Medio.
Pero el proyecto suscita las desconfianza de India, pues el «corredor» atraviesa parte de Cachemira administrada por Pakistán, un territorio que Nueva Delhi considera ocupado de forma ilegal.
AFP