Las «candentes» fiestas de las mujeres casadas de Nueva York

mujeres-casadas-Nueva-York

Es solo un poco de diversión”. Lo que parece el estribillo de una canción de los Rolling Stones son las palabras que utiliza Wednesday Martin para referirse a su actividad como gurú del sexo. La mujer de 52 años redisente en el Upper West Side de Nueva York se presenta en las fotos de promoción con un vestido negro con falda, tacones y un delgado collar metálico con forma de vibrador por, como decía el chiste, “si surge la ocasión”.

Mucho menos discreto es el objeto que sujeta en sus manos, una especie de clítoris de plástico rosa. Se trata de un regalo para complacer a los lectores que acudan a la presentación de su nuevo libro, ‘Untrue: Why Nearly Everything We Believe About Women, Lust and Infidelity is Wrong and How the New Science Can Set Us Free”. Tal título kilométrico podría traducirse como “Falso: Por qué casi todo lo que creemos saber sobre las mujeres, la lujuria y la infidelidad es un error, y cómo la ‘Nueva Ciencia’ puede liberarnos’.

Su misión es clara. “A través de los datos y las opiniones de la gente que he ido recopilando, pretendo motivar a las mujeres a sentirse mejor y que den rienda suelta a sus impulsos, fantasías y deseos de tener libremente aventuras sexuales”, afirma en ‘The New York Post’. “Mi libro es una invitación. No para cortar con sus parejas o engañarlas, sino para sentirse más cómodas con su piel y que hablen de sexo”.

“Espero ansiosa el día en el que las mujeres cometan un error en su matrimonio, al igual que los hombres, y la gente diga: ‘¿Ves? ¿Qué esperabas? Así somos nosotras’”, comenta Martin. Eso no quiere decir que todas estén insatisfechas con una sola pareja. Para ella, está bien “amar la monogamia”, ya que “para algunas, es un lugar cómodo y gratificante”.

Martin no cree que las mujeres estén programadas evolutivamente para tener muchas menos aventuras sexuales que los hombres. Algo que de tan disparatado parece lógico. “Fue casi antes de ayer el momento histórico en el que comenzamos a ser monógamos y a practicar la exclusividad sexual”, asegura. “Hace 10.000 años”. Mientras que la historia convencional sostiene que ellos poseen un impulso biológico para difundir y extender su material genético a tantas mujeres como sea posible, Martin sugiere que las mujeres también buscan múltiples parejas porque “les permite protegerse contra un hombre que sea estéril y examinar quién de todos tiene el esperma más fuerte y sano”. Faltaría más.

Pero no todo tiene que ver solo con la reproducción; el placer juega un papel muy importante. La idea surgió cuando acudió una noche al Skirt Club, una organización internacional que gestiona las llamadas “fiestas del juego” para mujeres metropolitanas adineradas. Allí vio con sus propios ojos las orgías lésbicas que mantenían entre ellas. Una de las participantes, escribe Martin, era una señora que había estado casada durante 20 años con un hombre. Nunca había tenido sexo con otra mujer. “Esta fiesta me ayudó a encontrarme a mí misma”, aseguró.

Tenemos que llegar a un punto en el que las mujeres dejen de sentirse culpables por mirar a los ojos a sus parejas y no sentir nada

Martin destaca que para que una pareja funcione ambos miembros deben hacer saltar la chispa. Sugiere técnicas como ver pornografía juntos o leer literatura erótica antes de acostarse. “Hay muchas investigaciones que respaldan que para que funcione una relación se debe hacer cosas emocionantes, desde paracaidismo a viajes juntos”, reconoce. “Así, se ven el uno al otro de distinta manera y en situaciones diferentes, por lo que el interés sexual aumenta”.

Pero sobre todo, lo que la escritora busca es que ellas dejen de avergonzarse de sus apetitos carnales e impulsos, sean cuales sean.”Tenemos que llegar a un punto en el que las mujeres dejen de sentirse culpables por mirar a los ojos a sus parejas y no sentir nada”, sostiene. “A veces, solo quieren tener relaciones sexuales esporádicas con las que saciar su deseo”, reseña ElConfidencial