La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, intentaba este jueves avanzar en la pacificación del país tras asumir el poder hace dos días después de la renuncia y exilio de Evo Morales a México, en medio de protestas que han dejado 10 muertos.
«Venimos a pacificar el país», declaró este jueves el nuevo ministro de Defensa, Fernando López Julio, en un acto en el Colegio Militar de La Paz, al día siguiente de que Áñez designara a los primeros 11 miembros de su gabinete ministerial.
«Por delante tendremos que llevar la fe puesta en Dios», agregó López, repitiendo una invocación religiosa de Áñez y de los dirigentes cívicos que lideraron las protestas por la renuncia de Morales tras su cuestionada reelección en los comicios del 20 de octubre, plagados de irregularidades, según una auditoría de la OEA.
La Paz amaneció por segundo día casi en completa normalidad, aunque las clases universitarias están suspendidas y muchos padres prefieran no enviar a sus hijos a las escuelas por temor a hechos de violencia.
Parte considerable del transporte público operaba, incluido el teleférico, pero los accesos a la Plaza Murillo, donde se encuentra la casa de gobierno, seguían cerrados por barricadas custodiadas por la policía.
En la zona sur de la ciudad, se habían retirado todas las barricadas que por más de tres semanas obstaculizaron el tránsito como parte de las protestas para conseguir la renuncia de Morales, primer presidente indígena de Bolivia, quien gobernó casi 14 años.
En la tarde del miércoles el intento de volver a la calma se vio alterado en La Paz con la llegada de una multitudinaria marcha de partidarios de Morales desde la vecina ciudad de El Alto, desatándose choques con la policía cerca de la Plaza Murillo, mientras Áñez juramentaba en el Palacio Quemado a la nueva cúpula militar.
Los enfrentamientos se prolongaron hasta la noche y culminaron con una veintena de detenidos, según medios locales. Casi cuatro semanas de protestas han dejado 10 muertos y unos 400 heridos, según cifras oficiales.
Inicialmente los que protestaban eran adversarios de Morales, pero desde el domingo, tras la renuncia, son sus partidarios los que han salido a las calles y se han enfrentado con la policía.
Reclamo por actividad de Morales
Áñez anunció este jueves que presentará un reclamo diplomático ante México por permitir actuaciones políticas de Morales.
«Tenemos una canciller (Karen Longari) que hará la representación que corresponda ante esa ruptura de ese protocolo» de asilo político, dijo en rueda de prensa.
Desde su exilio en México, Morales instó el miércoles a organismos internacionales como la ONU y la iglesia Católica, a través del papa Francisco, a acompañar un «diálogo para pacificar» Bolivia.
«La violencia atenta contra la vida y la paz social», escribió en Twitter Morales, quien renunció acorralado por las protestas y por un lapidario informe de la OEA sobre irregularidades en los comicios, y abandonado por las Fuerzas Armadas y la Policía.
Morales también llamó el miércoles a policías y militares a no «usar bala contra el pueblo» y se declaró dispuesto a volver para «pacificar» al país.
El expresidente boliviano Carlos Mesa (2003-2005), segundo en los comicios de octubre, también fustigó a México por permitir actividades políticas de Morales.
«Pedimos que ese gobierno (mexicano) no le permita al señor Morales seguir haciendo una política divisionista».
Relación con el Congreso
El nuevo ministro de Gobierno (interior), Arturo Murillo, anunció al asumir una «cacería» contra el exministro de la Presidencia de Morales, Juan Ramón Quintana, «porque es un animal que se alimenta de sangre», aunque Áñez ha tenido un discurso conciliador, afirmando que nadie será perseguido.
Un desafío para Áñez será la relación con el Congreso, donde el Movimiento al Socialismo de Morales goza de una amplia mayoría. Este jueves, Áñez lo acusó de «seguir incitando hasta ahora a la violencia» y lo instó a colaborar en la normalización del país.
Áñez dijo que su único «norte» es convocar a nuevas elecciones, para lo que necesita nombrar a siete miembros del Tribunal Supremo Electoral, que deben ser ratificados por el Congreso.
La Cámara de Diputados sesionó el miércoles en la noche, eligiendo como su nuevo presidente al socialista Sergio Choque.
El Senado no se ha reunido desde que el martes, en una sesión sin quórum reglamentario, Áñez se proclamó presidenta interina por ser la segunda vicepresidenta de esa cámara, tras la renuncia de quienes le antecedían en la línea de sucesión.
El Tribunal Constitucional la avaló y las Fuerzas Armadas y de la Policía le declararon su lealtad.
Reconocimiento a Guaidó
En su primera medida internacional, Áñez reconoció al líder opositor Juan Guaidó como presidente de Venezuela, al romper la alianza con Nicolás Maduro de Morales, informó la nueva ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga.
Maduro ha denunciado un «golpe de Estado» contra su aliado indígena boliviano.
En tanto, Estados Unidos reconoció el miércoles a Áñez, mientras que el exmandatario boliviano afirma que el «golpe» que lo sacó del poder «es una conspiración política y económica que viene desde EEUU».
Áñez también recibió el reconocimiento de Guatemala, Colombia e incluso, aunque con matices, de Rusia, mientras la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, pidió evitar «un vacío de poder que puede tener consecuencias para todo el país».
En tanto, las dos cámaras del Congreso argentino aprobaron el miércoles proyectos para expresar «un profundo repudio al golpe de Estado» en Bolivia.
AFP