Por primera vez en doce años, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, podría quedar fuera de un Gobierno. Una insólita alianza de partidos de distintas ideologías, liderada por el centrista Yair Lapid, anunció haber llegado a un acuerdo para formar un nuevo Ejecutivo, minutos antes de que se terminara el plazo de negociaciones.
«Lo conseguí». Un escueto mensaje en Twitter de Yair Lapid, líder de la formación centrista Yesh Atid, revela el futuro de Israel después de meses de incertidumbre.
Una insólita coalición, que va desde la extrema derecha hasta un partido árabe, logró in extremis un acuerdo para formar Gobierno. Si esa alianza se materializa, por primera vez en doce años el primer ministro de Israel no será el conservador Benjamin Netanyahu, el político que más tiempo ha ocupado el cargo en la historia del país.
עלה בידי
— יאיר לפיד – Yair Lapid (@yairlapid) June 2, 2021
La noticia llegó en los últimos minutos del 2 de junio, poco antes de la medianoche israelí (21:00 GMT), el plazo del que disponía Lapid para asegurar los apoyos de otros partidos. El líder centrista había recibido a principios de mayo el encargo de formar Gobierno por parte del presidente del país, Reuven Rivlin, después de que Netanyahu fracasara en su intento.
Al comunicar el acuerdo a Rivlin, Lapid se comprometió a trabajar «para servir a todos los ciudadanos de Israel» y a «unir todas las partes de la sociedad israelí».
Entre otras cosas, el anuncio del nuevo Gobierno significa que el ultraderechista Naftali Bennett, de 48 años, será el primer ministro de Israel durante dos años, antes de rotar el puesto con Lapid, un cambio que forma parte del acuerdo entre los partidos.
Bennett, líder de la formación Yamina, defiende políticas nacionalistas religiosas y está a favor de las colonias israelíes en territorio palestino, consideradas ilegales según el derecho internacional. Habiendo ostentado el cargo de ministro de Defensa en un gabinete de Netanyahu, estaba destinado a ser su sucesor. Sin embargo, se convirtió en su verdugo político.
¿Quién es quién en la nueva coalición de Gobierno israelí?
En total, son ocho partidos los que se han aliado para facilitar el primer Gobierno sin Netanyahu en más de una década. Al menos cuatro son de derecha: el ya mencionado Yamina e Israel Nuestro Hogar, ambos de extrema derecha, y dos formaciones más moderadas, el partido Nueva Esperanza y el Azul y Blanco, que anteriormente había pactado con Netanyahu.
El partido de Lapid, el Yesh Atid, se considera de centro. Además, la coalición también cuenta con el apoyo del Partido Laborista, de centroizquierda; Meretz, de izquierda y pacifista; y la Lista Unida Árabe Raam.
Será la primera vez que un partido árabe, que representa a aproximadamente 20 % de la población árabe que vive en Israel, forme parte de un Gobierno en el país.
La suma de todas estas formaciones políticas alcanza los 62 escaños, suficiente para asegurar la mayoría en la Knesset (Parlamento israelí) de 120 asientos. Yesh Atid es el partido de la coalición que más escaños ostenta, con 17 curules.
Según el acuerdo firmado por los partidos, Bennett ocupará el cargo de primer ministro durante dos años, mientras que Lapid será el ministro de Exteriores. Luego, ambos se intercambiarán los cargos para finalizar el mandato.
Un futuro incierto para una coalición inestable
El presidente Rivlin instó a la Knesset a reunirse «lo más pronto posible para ratificar el Gobierno». Mantener la alianza hasta la fecha de la investidura es el primer desafío de la coalición, construida a contrarreloj entre partidos de ideologías prácticamente opuestas.
Congratulations to you @yairlapid and to the heads of the parties on your agreement to form a government. We expect the Knesset will convene as soon as possible to ratify the government, as required.
— Reuven Rivlin (@PresidentRuvi) June 2, 2021
De hecho, los acuerdos entre los líderes políticos no son legalmente vinculantes, sino puramente políticos, por lo que cualquiera podría retirarse antes de la investidura.
Si la coalición logra mantener el equilibrio hasta ser ratificada en la Knesset, consigue también su primer objetivo y prácticamente su única razón de existir, destronar a Netanyahu, el primer día de su Gobierno. Lo que venga después es todavía más incierto.
El nuevo Ejecutivo asumiría el poder en medio de un cese al fuego negociado en Gaza con las milicias palestinas, lideradas por el grupo Hamás, después de dos semanas de enfrentamientos que dejaron más de 200 palestinos y 12 israelíes muertos.
Es de esperar que Bennett y los demás partidos de derecha quieran mantener la línea ofensiva contra los territorios palestinos, heredada de Netanyahu. Sin embargo, es imprevisible saber qué ocurrirá en una coalición que incluye un partido árabe y que se debe a unos votantes que, en su mayoría, salieron a manifestarse en varias ciudades israelíes contra los ataques a la Franja de Gaza.
Netanyahu, ¿líder de la oposición?
Desde que se conocieron los avances de las negociaciones entre los partidos opositores, Netanyahu no ha perdido oportunidad para criticar la coalición. El primer ministro la ha acusado de «poner en peligro la seguridad nacional», especialmente por el apoyo del pacifista Meretz y de los árabes Raam.
Además, no ha dejado de presionar a diputados de los partidos de derecha y de extrema derecha para que abandonen la alianza, con la esperanza de que no logren sumar mayoría absoluta en la Knesset.
El partido de Netanyahu, el Likud, logró 30 asientos en las últimas elecciones del 23 de marzo. De hecho, fue la formación que obtuvo más representación de todo el Parlamento, por lo que tendrá la posibilidad de hacer una oposición fuerte al Gobierno.
Netanyahu fue el primer encargado de formar un Ejecutivo, al liderar la formación con más escaños, pero no logró los apoyos suficientes en sus negociaciones con los demás partidos conservadores, incluido Yamina.
Las elecciones del 23 de marzo fueron las cuartas celebradas en Israel en dos años de inestabilidad, período en el que las urnas no arrojaban un resultado concluyente y obligaba a Netanyahu a establecer acuerdos inestables con otras formaciones políticas.
Estos últimos comicios, convocados de manera anticipada, fueron el resultado del fracaso de la alianza entre el Likud y el partido Azul y Blanco, quienes no lograron acordar un presupuesto general.
En manos de la nueva coalición opositora está superar estos años de inestabilidad o, al contrario, devolver a Israel a la incertidumbre política.
Con información de EFE, Reuters y medios locales