La historia de Michael Keating, el niño con parálisis cerebral que conmovió al papa Francisco

Además de una profunda discapacidad intelectual, el pequeño que conmovió al mundo padece problemas de vista y audición. Su familia explicó que «no puede hacer nada por sí mismo». Se comunica con gemidos y gritos

El papa Francisco besó la frente de un niño con parálisis cerebral después de que aterrizó en Filadelfia durante la mañana del sábado, sacándole una sonrisa al pequeño de 10 años. El video de la situación conmovió al mundo entero.

El Pontífice puso la mano sobre su cabeza y le dio un beso mientras su madre, Kristin Keating, sollozaba.

Kristin Keating aseguró que no entendió las palabras del Santo Padre debido a que no habló en inglés.

«Michael siempre fue una bendición. Fue Michael el que me enseñó el valor de un abrazo y un beso. Él es un regalo de Dios», sostuvo su padre, Chuck Keating, que es director de la banda musical de la escuela secundaria Bishop Shanahan High School en Downingtown. La banda tocó para Francisco cuando el Pontífice llegó a Filadelfia para la tercera y última escala de su visita de seis días a Estados Unidos.

La abuela de Michael, su hermano gemelo, Christopher, y su hermana de 13 años, Katie, también estaban allí cuando Michael fue bendecido.

Katie dijo que Michael, que a menudo sonríe cuando ella toca su música favorita -Bob Marley y ABBA- miró al Papa y le sonrió.

Katie y Christopher acariciaron el brazo de Michael amorosamente mientras los periodistas los rodeaban después de la bendición.

«Fue una sensación increíble», dijo Kristin Keating sobre el encuentro con el papa, y agregó que se sintió «completamente bendecida y amada» por el pontífice.

Además de parálisis cerebral, su hijo tiene una profunda discapacidad intelectual, así como problemas de vista y audición, y no puede hacer nada por sí mismo. Se comunica con gemidos y gritos.

Michael, quien se despertó a las 2:15 de la mañana para el viaje a Filadelfia, había estado inquieto a lo largo de la mañana, pero estaba calmado en presencia del Papa.

«Cuando el Papa retiró su mano, Michael tenía una sonrisa en el rostro. Para mí, en ese momento, debe haber sentido esa bendición», dijo Kristin Keating, profesora de cuatro grado de Elverson.

«Para nosotros fue hermoso», agregó. «Para nosotros significó algo».

Francisco bendijo después a varios niños discapacitados en una misa en la Basílica de San Pedro y San Pablo.

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