Vivió al lado del genocida durante 9 años. Por qué sobrevivió y qué fue lo que pasó cuando se cruzó con el jefe nazi
Edgar Feuchtwanger tenía apenas 8 años, pero sabía que algo siniestro se cernía sobre su vida y la de su familia. Lo presentía a esa edad, cuando la inocencia todavía podía palparse en algunos pocos rincones de la Alemaniade los tempranos años 30. Sin embargo, la semilla del odio ya había sido sembrada en grandes capas de la sociedad y eso fue lo que aquel niño deMúnich percibió, cuando Europa todavía no se imaginaba la matanza que se avecinaría sobre sus tierras.
«Sabía demasiado bien, aun cuando tenía 8 años… sabía que sería un muy mal asunto para nosotros«, recordó Feuchtwanger en una entrevista concedida a la periodista Christiane Amanpour.
Pero quien intuyó que algo malo iba a ocurrir fue algo más que un sobreviviente del Holocausto: Feuchtwanger fue vecino de Adolf Hitler durante varios años. Lo vio por primera vez en 1932, un año antes de que el mayor genocida de la historia fuera nombrado canciller.
«Había sido llevado por mi niñera a una caminata. Pasé por su puerta principal justo al tiempo en que salía. Me miró y yo lo miré, y lo hizo de manera benévola«, indicó el hombre que hoy tiene 91 años. Ese momento no puede borrárselo de la cabeza. «Hubo algunas personas, por supuesto, que en la calle inmediatamente comenzaron a gritar ‘Heil Hitler’«, añadió.
Feuchtwanger, quien escribió la autobiografía I was Hitler’s Neighbor (Yo fui el vecino de Hitler), cuenta que si el dictador alemán hubiera sabido quién era, hoy no estaría vivo. «Si hubiera conocido quién era, no estaría aquí hablando con usted«, le indicó a Amanpour en una entrevista que será transmitida hoy por CNN. El hombre no se refería únicamente a su condición de judío, sino a la familia a la cual pertencía. Edgard era el sobrino de Lion Feuchtwanger, un reconocido novelista que se había convertido en un «enemigo personal» de Hitler.
«Si ellos hubieran sospechado que teníamos una relación cercana con Lion, no estaríamos aquí, por cierto«, repitió quien recordó además que el famoso vecino se mudó al mismo vecindario en 1929, cuando su carrera política estaba en pleno ascenso. Fueron colindantes durante nueve años, cuando Alemania se había ido transformando sostenidamente en una tiranía dispuesta a exterminar a las minorías y a hacer de Europa un campo de batalla.
Si bien Feuchtwanger –como tantos otros– presentían que algo profundo estaba cambiando en el país, nunca se imaginó lo que sobrevendría. Y si bien no adhirió a las Juventudes Hitlerianas, no pudo escapar a la enseñanza de la ideología nazi durante su instrucción. Sus maestros eran «150 por ciento nazis«. «Por supuesto, me pidieron que hiciera lo que los maestros me dijeran«. Fue así que no pudo escapar a aprender la propaganda impuesta en la currícula educativa.
«Sabía que era un mal asunto para nosotros. Pero al mismo tiempo, tenía que hacer lo que la maestra me indicaba. Y la maestra era una mujer muy carismática que empujaba todo y que estaba en la luna«, comentó el sobreviviente y vecino de Hitler. Todavía conserva algunos de sus cuadernos de esa época. En sus páginas pueden verse diagramas de la cruz esvástica que obligadamente debía dibujar para el colegio.
Pero todo cambió para su familia una noche infausta para la historia deAlemania: el 9 de noviembre de 1939 ocurrió lo que se conocería como La Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht), en la cual se ejecutaron todo tipo de ataques y pogroms contra la población judía orquestados desde el gobierno central. El padre de Edgar fue llevado al primer campo de concentración: Dachau. Seis semanas después, sería liberado. Sin embargo, todo sería diferente a partir de entonces. Decidieron abandonar Alemania, como miles de judíos. La mayoría se quedó. No tenían las posibilidades económicas de los Feuchtwanger, pese a que el Estado le confiscó durante años sus riquezas.
La familia Feuchtwanger eligió Inglaterra para vivir y comenzar una nueva vida. Creía que ése era el propósito de los nazis: que dejaran el país. «Después de todo, cosas como Auschwitz todavía no existían. Uno no anticipaba que alcanzaría ese extremo«, rememoró.
En Londres pasó el resto de su infancia, adolescencia y juventud, para nunca más regresar a vivir en su Alemania natal. En la capital del Reino Unido se convirtió en un respetado profesor universitario de Historia. Aún vive allí y tiene una excelente relación con sus vecinos.
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