“Nos sentimos indignados, dolidos, amenazados por tantas muertes, hay irracionalidad, falta de conciencia, falta de alma en esta situación que agobia a Nicaragua, que no merece esta situación”, dijo la vicepresidenta, Rosario Murillo, a través de medios del Gobierno.
El discurso de la vicepresidenta contrapone con el de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), el de organismos humanitarios nacionales, del movimiento Amnistía Internacional, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, quienes señalan al Gobierno como responsable de las muertes.
Según estos sectores, el hecho de que el Gobierno de Nicaragua se niegue a ordenar el cese de la represión contra las personas que protestan contra el presidente Daniel Ortega y a desarmar a las fuerzas “parapoliciales”, hace que las muertes sean una constante en el país, debido a que se realizan “ejecuciones extrajudiciales” y ha cobrado unas 200 vidas en casi dos meses.
La Alianza Cívica insistió en el diálogo nacional con el Gobierno, que los tranques y barricadas son un mecanismo de protesta, pero también sirven de protección de la población, a raíz de la “masacre” iniciada el 18 de abril pasado.
Los organismos humanitarios y Alianza Cívica coinciden en que la “masacre” continúa, y que es perpetrada por policías, “parapolicías”, antimotines, Juventud Sandinista y fuerzas de choque oficialistas, sin que hasta ahora se haya detenido, reseña Caraota Digital