La candidatura de Jeanine Áñez a las próximas elecciones desembocó este domingo en una grave crisis de Gobierno en Bolivia, donde la presidenta interina está cada vez más cuestionada incluso en sus propias filas.
Áñez pidió a sus ministros que renuncien para encarar la «transición» hacia los comicios de mayo, poco después de que dimitiera su ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga, con duras críticas a la candidatura electoral de la mandataria transitoria.
Una candidatura muy cuestionada
La presidenta interina anunció el pasado viernes, cuando terminaba el plazo para inscribir alianzas electorales, que se presentará a las elecciones del 3 de mayo como candidata de su partido, Demócratas, en una agrupación con Soberanía y Libertad, la formación del alcalde de La Paz, Luis Revilla.
Desde ese momento su decisión fue seriamente cuestionada, puesto que había reiterado cuando asumió el poder el 12 de noviembre del año pasado que lo hacía solo hasta nuevas elecciones.
Incluso algunos dudan de que sea legal, al advertir de que si bien un presidente «electo» puede ser candidato a la reelección, ella no llegó al poder en las urnas, sino al activar el mecanismo sucesorio tras la salida forzada de Evo Morales.
La «legalidad y legitimidad» de Áñez «se trunca» cuando «abandona la neutralidad y deslegitima el único motivo por el que ocupa el cargo», criticó el expresidente boliviano Carlos Mesa, quien también ha anunciado que será candidato a la Presidencia, por la alianza Comunidad Ciudadana.
«No hace otra cosa que avalar las afirmaciones del expresidente huido (…), de que en Bolivia sí hubo un golpe de Estado», advirtió Mesa en referencia a Morales.
El propio Evo Morales recordó a través de Twitter que «la autoproclamada Pdta. Áñez dijo a la comunidad internacional que no dio golpe de Estado en Bolivia, que dirigía un ‘gobierno de transición'», solo hasta una nueva cita con las urnas.
Dimite una ministra
Jeanine Áñez había recibido el apoyo de varios ministros desde su anuncio el viernes, después de que se pasaran la semana animándola a dar ese paso.
Pero en la noche de este domingo su ministra de Comunicación, un puesto relevante en Bolivia, anunciaba su renuncia con duras críticas a quien la nombró.
«Ya no somos un Gobierno interino ni transitorio. Al convertirse en presidenta/candidata ha dejado de lado el mandato del pueblo boliviano que luchó en las calles», lamentó Lizárraga.
La carta de renuncia deja entrever lo que cada vez se escucha más en Bolivia, el temor a que Áñez intente perpetuarse en el poder como le reprochaban a Morales quienes salían a las calles en su contra a finales del año pasado.
«Usted repite esa afrenta a la democracia», es una de las frases más contundentes de la carta, que circuló rápidamente en redes sociales con comentarios preguntándose quién sería el próximo miembro del Gobierno interino en dar este mismo paso.
La relación de Áñez
El Palacio de Gobierno no dio margen a esa posibilidad, pues al poco de saltar la renuncia de la ministra emitió un comunicado en el que Áñez pide que dejen el cargo todos los miembros de su Ejecutivo.
Algo «usual en vísperas de la inscripción de los candidatos», argumentó en un breve comunicado, en referencia a que queda poco más de una semana para el plazo de presentación de candidaturas, hasta el 3 de febrero.
«La presidenta se compromete a que su candidatura no afectará en nada su propósito de trabajar para todos los bolivianos buscando la paz y la estabilidad de Bolivia», sentenció.
Bolivia había comenzado el año con el anuncio de la fecha de las elecciones en un ambiente político sin sobresaltos relevantes, tras la ola de violencia que sufrió el país entre octubre y noviembre en una de las crisis más graves de su historia reciente, una convulsión que desembocó en el final precipitado de la era de Evo Morales.
Sin embargo, el panorama político se fue agitando la semana pasada a medida que se conocían las alianzas electorales y sus posibles candidatos, que hasta el 3 de febrero no lo serán formalmente ante el órgano electoral.
Y terminó estallando este fin de semana con el anuncio de Áñez, desatando primero las críticas de sus contrincantes y ahora dentro de su propio Gobierno.
Un ambiente cada vez más caldeado que recuerda al que precedió a los fallidos comicios de octubre, entonces en contra de Evo Morales. EFE