El cardenal australiano George Pell, ex número tres del Vaticano, regresó a cumplir su pena de seis años de cárcel, después de que una corte rechazara este miércoles la apelación a su condena por abusos sexuales a menores.
Pell, exarzobispo de Melbourne y Sídney, de 78 años, había sido condenado por agresiones sexuales a dos monaguillos de 13 años en la catedral de Melbourne en la década de 1990.
«Seguirá cumpliendo su condena de seis años de cárcel», dijo la presidenta de la Corte Suprema del estado australiano de Victoria, Anne Ferguson, rechazando una serie de objeciones presentadas por sus abogados.
Pell, presente en la corte este miércoles, agachó en varias ocasiones la cabeza mientras Anne Ferguson leía la decisión y en el exterior del edificio una multitud de víctimas, militantes, abogados y periodistas celebraba la decisión.
El cardenal es el más alto representante de la Iglesia católica condenado por pederastia. En diciembre fue hallado culpable de cinco cargos, entre ellos haber obligado a un niño de 13 años a realizarle una felación, en 1996, y haberse masturbado frotándose contra otro.
Los abogados del cardenal habían invocado 13 objeciones al fallo de primera instancia, entre ellas la de que era «físicamente imposible» que los supuestos hechos hubieran tenido lugar en una catedral repleta de gente.
También cuestionaron los tiempos en que habrían ocurrido las agresiones sexuales, asegurando que eran «imposibles» si se consideran los desplazamientos en el interior de la catedral.
Además afirmaron que la pena impuesta era cuestionable, porque se basaba en el testimonio de una única víctima sobreviviente. Una de la víctimas de Pell murió de sobredosis de drogas en 2014 y nunca reveló los abusos.
El superviviente, ahora adulto y cuyo nombre no puede mencionarse por motivos legales, dijo que los «estresantes» cuatro años de batalla legal lo llevaron a «lugares de los que temía no poder regresar».
El hombre explicó que fue la muerte por sobredosis de su amigo la que lo llevó a romper su silencio.
«Tras asistir al funeral de mi amigo de la infancia […] sentí la responsabilidad de dar un paso al frente», dijo en un comunicado leído por su abogado.
Una abogada del padre de la víctima fallecida dijo que sentía «como si le hubieran quitado un peso de encima».
«Siente que hoy se hizo justicia. Tiene una verdadera sensación de alivio por que George Pell esté entre rejas», dijo a la AFP la abogada, Lisa Flynn.
– «Se hizo justicia» –
El Vaticano aseguró este martes en un comunicado que Pell tenía derecho a presentar apelación.
«En estos momentos, junto con la Iglesia de Australia, la Santa Sede reafirma su solidaridad con las víctimas de abusos sexuales y su compromiso en perseguir, a través de las autoridades eclesiásticas competentes, a aquellos miembros del clero que cometieron abusos», afirmó un portavoz del papa, que no se refirió a la investigación abierta sobre este caso por el Vaticano a principios de año.
Los tres jueces rechazaron de forma unánime los argumentos sobre presuntos errores de procedimiento durante el juicio a Pell.
Los abogados de Pell defendían que se les debería haber permitido mostrar una reconstrucción animada del movimiento de la gente en la catedral cuando los abusos tuvieron lugar.
Tras el dictamen, Pell –quien podrá optar a la libertad condicional dentro de tres años y ocho meses– volvió a defender su inocencia y dijo que considera una segunda apelación final,
«Obviamente, el cardenal Pell está decepcionado con la decisión de hoy», dijo un comunicado difundido por la Iglesia.
Los abogados de Pell disponen ahora de 28 días para decidir los próximos pasos.
Tras la decisión de este miércoles, el primer ministro australiano, Scott Morrison, anunció que a Pell se le retirará la condecoración de la Orden de Australia.
Antes de su caída en desgracia, Pell vivió un rápido ascenso. Fue nombrado arzobispo de Melbourne, posteriormente de Sídney y, en 2003, fue incluido en el poderoso Colegio de Cardenales, lo que le dio la posibilidad de votar en los cónclaves en los que se eligió a los papas Benedicto XVI y Francisco.
En 2013, el papa argentino lo seleccionó para formar parte del consejo de nueve cardenales (el C9) encargado de ayudarlo a reformar la Curia. Y en 2014 el pontífice lo nombró secretario de Economía, convirtiéndose así en número tres de la Santa Sede.
Pero durante el juicio, la Iglesia aprovechó una orden de silencio mediático sobre el proceso para apartarlo de altos órganos sin dar muchas explicaciones. Después de su condena, fue destituido como responsable financiero del Vaticano y perdió su puesto en el C9. El Vaticano también abrió su propia investigación sobre las acciones del cardenal. AFP