La Junta Electoral Estatal de Georgia aprobó este viernes una polémica regla que obliga al conteo manual de votos en todos los condados de esta sureña entidad de Estados Unidos, que será clave en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre que enfrentan al expresidente Donald Trump con la vicepresidenta Kamala Harris.
La norma salió adelante, con tres votos a favor y dos en contra, a pesar de la opinión en contra de expertos legales y de funcionarios encargados del sistema electoral estadal, quienes alertaron de que el nuevo sistema implicaría un retraso de semanas o meses para conocer los resultados de los comicios.
De acuerdo con el texto de la nueva regla, una vez que cierren las casetas de votación el día de las elecciones y adicional a la contabilidad hecha por las máquinas se deberá proceder al recuento manual de los votos en todos los condados de este estado.
Los críticos de la regla, entre ellos funcionarios locales no-partidista, alegan que además del retraso el conteo manual es susceptible de errores e incluso fraudes, y señalaron que agregaría más confusión al proceso en el que es uno de los estados que podría decidir sobre el próximo inquilino de la Casa Blanca.
La oficina del fiscal general de Georgia, el republicano Chris Carr, alertó antes de la votación que la medida probablemente no sea legal. «Estas reglas propuestas no están sujetas a ningún estatuto, y por lo tanto probablemente sean el tipo preciso de legislación inadmisible que las agencias no pueden hacer», escribió su oficina.
Algunos detractores consideran que ya es tarde para fijar reglas de este tipo para las elecciones de noviembre.
«Ya se han emitido boletas militares. Las elecciones han comenzado, este no es el momento de cambiar las reglas, eso solo reducirá la integridad de nuestras elecciones», señaló este viernes, durante el período de comentarios públicos, Ethan Compton, supervisor electoral en el condado de Irwin, en el sur de Georgia, informa el diario The Washington Post.
La medida es la más reciente de una serie de normativas aprobadas en los últimos meses por esta Junta Electoral Estatal, que desde mayo cuenta con mayoría conservadora y que, de acuerdo con medios locales, es afín al expresidente Donald Trump (2017-2021).
En aras de mayor seguridad y transparencia, en agosto la junta otorgó a los funcionarios locales nuevos poderes para certificar las elecciones, los que a juicio de sus detractores podría alterar el proceso comicial.
En las elecciones presidenciales de 2020, en las que Trump perdió la reelección frente al demócrata Joe Biden, el republicano no reconoció los resultados tras denunciar sin pruebas que se había cometido fraude, incluso en Georgia, aseveración que mantiene hasta hoy.
El expresidente afronta incluso un juicio por presunta interferencia electoral en ese estado.