Sólo 24 años tenía Chelsea Ake, la joven estadounidense que esta semana fue hallada muerta al interior de una máquina de crioterapia en el salón de belleza en el que trabajaba en Henderson, Nevada.
Según ha indicado la policía, Chelsea habría ingresado a una de las máquinas por su propia cuenta, quedando encerrada en su interior. Aunque se cree que murió sofocada, también se presume que se congeló, ya que la temperatura al interior de esas máquinas puede llegar rápidamente a los menos 100 grados Celsius. Así lo publicó El Mercurio.
La crioterapia es un tratamiento con frío extremo, que incrementa la circulación sanguínea y gatilla la liberación de endorfinas, provocando sensaciones tan dispares como euforia, calma o placer. Por eso, las sesiones son muy breves, de no más de dos o tres minutos.
Según la página de Facebook de Rejuvenice, el salón donde trabajaba Chelsea, la crioterapia ayuda a quemar hasta 800 calorías; fortalece el sistema inmunológico; reduce el dolor y la inflamación; tiene un efecto instantáneo antienvejecimiento; acelera la regeneración de la piel y desintoxica.
«Estaba sola cerrando el salón, entró a la máquina y aparentemente no la apagó», relató Shae-Lynn Bee, amiga de la joven fallecida.
Autoridades de la Administración de Seguridad y Salud indicaron que Chelsea estuvo en encerrada en la máquina por al menos 10 horas. Según señala NBC News, un informe de la policía establece que la joven utilizó la máquina sin asistencia, por lo que caratularon el caso como un «error del operador».
En tanto, Rejuvenice publicó en las redes sociales un mensaje de despedida para la joven: «Un trágico final para un hermosa vida. Descansa en Paz».
SN